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¿Qué quieres decir? profirió él mirándola a su vez a la cara . ¿Te está pesando de haberte casado conmigo, verdad...? ¡, ... no lo niegues...! Lo estoy leyendo en tus ojos. No, no me pesa el haberme casado contigo, pero el que me des a entender que no puedo hacerte feliz. Hubo algunos instantes de silencio.

Pidamos para el campo las mieses abundosas, El pan para los pobres, virtud á las hermosas, Y para el pueblo todo la luz de la razon. «Dad á nuestros campos mieses abundosas, «Aunque niegues su brillo á los metales; «Dad naves á los puertos, «Pueblos á los desiertos, «A las armas victoria, «Alas al génio y á las musas gloriaOLMEDO Canto á Junín.

La concebiría como sospecha, como inspiración artístico-flatulenta, y el otro se dijo: «Pues toma, aquí hay un negocio». Lo que es a Platón no se le ocurre; de eso estoy seguro. Jacinta, anonadada, quería defender su tema a todo trance. «Juanín es tu hijo, no me lo niegues» replicó llorando.

¡A ver!... Pues que estás rico, Eliseo; no niegues que estás rico... Con la Semana, y lo que te dan D. Senén y el señor cura... Ya sabemos: el que parte y reparte... No es por murmurar: Dios me libre. Bendita sea nuestra santa miseria... El Señor te lo aumente. Dígolo porque te estoy agradecida, Eliseo.

Permaneció silenciosa largo rato, con la mirada vaga: su mirada de locura, acompañada siempre de pensamientos absurdos. debes haber pegado a las mujeres dijo mirándole con curiosidad . No lo niegues. ¡Si eso me interesa mucho!... A tu mujer, no; que es muy buena.

Desde aquí nos hemos ido á la cama. Ya sabes que la peña de Sobeyana no está en el camino de Villoria. Aunque lo niegues es igual. Hasta los gatos saben en el pueblo lo que habéis hecho: yo mejor que ninguno porque estaba en los maizales de la vega esperando á ver si quedaban algunos pocos rezagados para abollarles los cascos. ¡Á no me han metido en casa, puño!

Después, repentino y asombroso alejamiento; unos ojos que no le miraban, unos labios que no le hablaban, unas manos que no le estrechaban... ¡Ah, , todo lo vio, todo lo comprendió! Levantose bruscamente del sofá y acercando el rostro al de Marta, le dijo en voz dulce y cariñosa, pero con inocente petulancia: No lo niegues, Martita, acabas de darme un beso.

Y á impulsos de su rabia, desgarraba sus trajes más originales apenas terminados, buscando además camorra al pobre Adán, para acusarlo de ser el único autor de la pérdida del Paraíso. , fuiste, ¡no lo niegues! gritaba ella . me hiciste perder aquel jardín tan agradable y distinguido, con todas mis brillantes relaciones.

Te he olvidado un instante, ¡pero un instante nada más! ¡Por piedad! ¡No me niegues tu cariño!... ¡Mira que sólo vivo para , para , Linilla mía! No paré mientes en la música. Cuando dejó de sonar el piano advertí que Gabriela estaba cerca de . ¡Qué de noticias interesantes traerán los periódicos, Rodolfo, cuando abismado en la lectura no ha oído usted la sonata aquella...!

Si quieres que nazcan al paso de tu alma las rosas celestes, acoge el dolor del ocaso y zurce las míseras vestes. Bien sabes que es noble y es santo alzar al que cae en la vía. No dudes ni niegues. El llanto secado es raudal de alegría. Si pones tu mano en la mano del pobre, Dios besa la tuya. No cierres tu puerta, ¡oh mi hermano! no sea que de ella Dios huya.