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Vizcaino Debe ser el tal fraile. Parece varón divino. Bien su palidez lo muestra. Pues jamás tan encendido Tuve el espíritu. Padre, Díganos, pues, á qué vino; Que nos tienen recelosos Sus palabras y el prodigio De entrar cerradas las puertas. Algún engaño imagino De nuestro común contrario; ¡Temblando estoy! Yo apercibo Hisopo y agua bendita, Por si acaso es el maligno.

¡Cascajo!... Pero es otro aviso de ella... vamos, el segundo toque; al tercero, la misa... y no miento, la misa de cuerpo presente; el cuerpo de tu tío, Marcelo, de tu amo, Facia, que ya está de sobra en esta casa y en el mundo... ¡Bendita sea la voluntad de Dios por siempre jamás, amén!

Despidióse éste, y al abrir la puerta para marcharse, lo detuvo el Padre Hurtado diciéndole: Espere un momento, hermano. Abandonó su escritorio, mojó dos dedos en una pila de agua bendita que colgaba en la pared, y tocó con ellos la mano del obrero, diciéndole cariñosamente; ¡Vaya con Dios!

Sed, pues, conscientes poseedores de la fuerza bendita que lleváis dentro de vosotros mismos. No creáis, sin embargo, que ella esté exenta de malograrse y desvanecerse, como un impulso sin objeto, en la realidad.

Con los años de vida que se aleja, una ilusion tras otra desparece, y hasta el rastro de fuego que en deja tambien año tras año palidece. Una sola, no más, conservo entera, refugio fiel donde mi se escuda, y esa ilusion bendita, la postrera, hoy viene á arrebatármela la duda. ¡Dios! ¿Dónde está?

El grupo principal, la exaltacion de la Magdalena, esculpido con la esplendidez y la frescura que el genio audaz de Marochetti sabe dar á sus obras, representa á nuestro Señor, á la Santa, á los Apóstoles y á los Evangelistas, y alrededor de este grupo cristiano, en torno á este hogar religioso, rodeando esta familia bendita, vemos el arte griego, la poesía mitológica, que nos ofrece una infinidad de personajes, desde el bautismo del rey Clovis, hasta el Concordato de 1802.

Entonces ella vino calladamente, y descubrió los pies, y se acostó. 8 Y aconteció, que a la medianoche el varón se estremeció, y palpó; y he aquí, la mujer que estaba acostada a sus pies. 9 Entonces él dijo: ¿Quién eres? 10 Y él dijo: Bendita seas del SE

Pero la señora parecía estar de buenas, domado, sin duda, el áspero carácter por la intensidad del sufrimiento. Benina se proponía, como siempre, acomodarse al son que le tocara la otra, y a poco de estar junto a ella, cambiadas las primeras frases, se tranquilizó. «¡Ay, señora, qué día! Yo estaba deshecha; pero no me dejaban, no me dejaban salir de aquella bendita casa.

Pero al poco rato volvió doña Rosalía a darle conversación, y sin que él la tirase de la lengua, soltola tan bién aquella bendita señora, que antes de concluir de cenar ya sabía Miguel todo lo concerniente a su vida. Doña Rosalía estaba casada con un ex-capitán de barco, retirado temprano del oficio porque el reuma no le permitía navegar.

Y si esos conocimientos habían sido adquiridos donde no se debía hacerlo, nada os impedía que compensarais esto yendo a la iglesia regularmente. En efecto, los niños que la bruja de Tarley hechizaba, los vi bautizar más de una vez y recibir el agua bendita tan bien como los demás.