United States or Italy ? Vote for the TOP Country of the Week !


En esta lucha con la carne hay su poesía. De otra suerte, no habría místicos. Cuando terminó la carrera era el modelo que se ofrecía a los colegiales. Humilde, reservado, grave y dulce a la par, rezador incansable y con la nota de meritissimus en todos los cursos. Ya le tenemos ejerciendo el cargo de teniente párroco en Peñascosa. Hubiera preferido marcharse a regentar una parroquia rural.

Volviéndose hacia ella, otra vez le echó Jacinta aquella mirada y aquella sonrisa que la asesinaban. «En ese caso, esperaremos un poco», indicó en voz casi imperceptible, sentándose en una de las sillas de paja. Fortunata no sabía qué hacer. No tuvo valor para marcharse, y se sentó en el sofá.

Con irse el fiscal y no volver; marcharse enseguida los abogados y el médico que le acompañaban, y antojársele a Leto que se quedaba el Ayudante algo mustio sin los mirones que le entretenían, y que apestaban más que de ordinario los reverberos de petróleo, le fue entrando tal flojedad y tal disgusto, que se dejó llevar de calle la mesa para acabar cuanto antes el partido.

Ya trataremos de eso más despacio dijo Benina quitándose el pañuelo y volviéndoselo a poner, señal de impaciencia y ganas de marcharse. No dirti , amri, no murmuró el ciego quejumbroso, agarrándola por la falda. Es tarde, hijo, y hago falta en casa. migo siempre. No puede ser por ahora. Ten paciencia, hijo».

Hacia las dos, la sobrexcitación de Mauricio era tan aguda, que hablaba de marcharse á París, subir á casa de Bobart y cogerle por la garganta para obligarle á revelar los secretos de la señorita Guichard y decir dónde ocultaba á Herminia.

Satisfecha su justicia, D. Miguel se volvió al sitio que ocupaba antes. Cuando el desdichado músico vino a preguntarle por qué había hecho aquello, respondió que él no quería gorrones en la iglesia y que hiciese el favor de marcharse con su armatoste más lejos, porque no daba palabra de contenerse.

No se debe haber hecho daño, porque no tenía más remedio que marcharse a pie. ¿Daño? dijo Godfrey amargamente. Jamás se hará daño; ha nacido para hacerlo a los demás. ¿Y vos lo habíais autorizado realmente para vender el caballo? preguntó Bryce.

El prendero examinó el cuadro, luego empezó a arreglar sus 15 muebles. Después de una hora se presentó otro caballero. Quería comprar una mesa y algunas sillas. No le gustaron los muebles pero antes de marcharse vio el cuadro. Lo examinó con cuidado y luego preguntó el precio. No puedo venderlo, contestó el prendero no es 30 mío.

En medio del aturdimiento consiguiente á la escena en que acababa de ser actor, don Silvestre, al marcharse, en lugar de salir por donde entró, se fué hacia la sala de los billares: su acompañante, que temía otro escándalo, le llamó; pero ya era tarde.

En torno de las dos mujeres se oían los gritos de los vendedores ambulantes; los hombres decían desvergüenzas que las chulas recogían con sonrisas, y de aquella aglomeración de cuerpos poco limpios se desprendía un olor nauseabundo. A Paz le daban impulsos de marcharse sin averiguar nada; pero, atormentada por los celos, no apartaba la vista de la casa de Engracia.