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Entretanto ninguno de estos feudatarios hacia el menor esfuerzo para poner la provincia al abrigo de las incursiones de los salvages, á las que mas bien favorecian estas grandes extensiones de terreno, que se quedaban baldias por la incuria de sus poseedores.

9 Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad, y la media tribu de Manasés, se tornaron, y partiéronse de los hijos de Israel, de Silo, que [está] en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de sus posesiones, de la cual eran poseedores, según palabra del SE

Es superficial, y poco estable lo que se sabe en cada Arte, profesion, y facultad, si no se entienden bien los principios y fundamentos de ella, porque es vago, é incierto lo que se establece sin verdaderos fundamentos: así que yerran, y hacen errar á otros los que con una mala Lógica, aunque sea moderna, con algunas noticias sueltas, sin principios de las Artes, hablan de todo, y deciden como si fuesen legítimos poseedores de las Ciencias.

Puerto-Real, situado en la costa continental, en el fondo de la bahía, es una bonita poblacion de 5,000 almas. Aquel es el lugar de paseo y descanso para los ricos gaditanos, muchos de ellos poseedores de casas y quintas de recreo en ese punto de la costa española. «Puerto-Santa-María» es mucho mas considerable.

La antigüedad, la perpetuidad, la sucesion de tiempos no interrumpida, la condicion de los poseedores de esta tradicion, que fueron los Patriarcas y Profetas, varones santos, ilustrados, veracísimos, sumamente conformes entre , sin haberse opuesto los unos á los otros en la diversidad de tiempos, costumbres y países, los milagros confirmatorios de ella, y el exâcto cumplimiento de las promesas, son pruebas relevantes de su verdad divina, puesto que el conjunto de todas estas prerrogativas no cabe en la potencia humana.

De modo que hallo, que los cuatro últimos gobernadores se creyeron poseedores por S. M. de las tierras de los Mbayás de esta banda, como se echa de ver de los actos posesorios referidos; y por consiguiente, conforme al artículo 16 del tratado y á la carta instructiva de 7 de Abril de 1782, no puedo menos de solicitar que la línea divisoria deje dichas tierras por nosotros, y así lo haré si V. E. no ordena otra cosa.

Por eso sin pretender que se considere al moro de Mindanao como individuo de nación civilizada ni mucho menos, y sin que tampoco admitamos que disponga de un Ejército disciplinado capaz de batirse en campo abierto y con arreglo á preceptos tácticos al frente de nuestros soldados, es innegable que su temerario arrojo, auxiliado por un exaltado fanatismo religioso, que le promete vida eterna de voluptuosos placeres, hace y hará empeñada y sangrienta la conquista de aquellas fértiles comarcas, las cuales, con su vegetación exuberante, rodean cual diadema de guirnaldas con flores y valiosos productos fructificados por sus mismas aguas, aquella inexplorada laguna objeto hoy de tantos afanes, y que en épocas pasadas la imprevisión, la falta de sentido político y un mal entendido celo religioso, la entregó, tras humillante abandono, á sus poseedores actuales; gente bárbara, por decadencia, pero nunca salvaje, que con admirable sentido político se asimila la población del país ocupado, creando así la extraordinaria riqueza agrícola de aquella comarca.

Para facilitar esto, D.ª María concibió un proyecto gigantesco, del cual dependía, como el lector verá, la perpetuidad de aquella casa y solar ilustre por el largo discurso de los siglos; trató de casar a su hijo con una hembra de la familia de aquellos sus parientes, a la sazón poseedores del mayorazgo, y residentes en Córdoba, aunque su habitual morada era Madrid.

Cubierta la nueva línea con cuatro guardias, y obligando á los poseedores hagan sus establecimientos en los intermedios de aquellas, y tengan necesariamente en su estancia cuatro armas de chispa è igual número de blancas, quedará no todo resguardada de los insultos de los infieles tan hermosa campaña, sino que se les arrojará insensiblemente del otro lado del Tandil.

Cuando llegase el momento decisivo, los rebeldes no tendrían mas que penetrar en los olvidados museos universitarios que guardaban cantidades enormes de material de guerra perteneciente á una historia remota. Estos museos de industria retrospectiva iban á convertirse en arsenales inmediatamente, dando á sus poseedores el dominio del país, como los rayos negros lo habían dado á las mujeres.