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Si llegásemos á entender, que en tierras muy distantes de las nuestras habia un Príncipe que tuviese virtudes muy superiores á las de otros, tesoros de inestimable valor comunicables á qualquiera que le buscase, y poseyese un Reyno felicísimo en todo para sus habitadores, nos vendrian deseos de vivir con él para ser poseedores de tantos bienes.

En lo que no convengo con el Sr. Clarence King, sacando una consecuencia opuesta á la suya y muy favorable á los españoles, es en que nosotros, poseedores de la maquinaria susodicha, hayamos atormentado y asesinado jurídicamente á más personas que las atormentadas y asesinadas jurídicamente en no pocas naciones extranjeras, donde tal vez y sin tal vez no hubo Inquisición nunca.

Aparisi era mucho más joven, hombre que presumía de pie pequeño y de manos bonitas, la cara arrebolada, el bigote castaño cayendo a lo chino, los ojos grandes, y en la cabeza una de esas calvas que son para sus poseedores un diploma de talento.

Don Héctor desaparece; los amantes, poseedores ya del documento en que Héctor fundaba sus pretensiones, se abrazan mutuamente, y Carlino declara su voluntad de casarse con Mysón.

Pasaban los invitados a la procesión caminando apresuradamente, muy satisfechos de atraer la atención de la embobada muchedumbre: unos de frac, luciendo condecoraciones raras; otros con uniforme de Maestranzas y Órdenes de caballería, vestimentas extrañas, con el sombrero apuntado y la casaca de vistosos colorines, que daban a sus poseedores el aspecto de pájaros exóticos.

Solicitaban su concurso para la velada literaria y musical, una fiesta en la que todos los pasajeros poseedores de alguna habilidad artística iban a mostrarla, para el gozo estético de sus compañeros de viaje.

A lo lejos me pareció oir las carcajadas de la moderna corte de España, confundidas con las risas de desprecio de los riffeños, de los mejicanos y de los poseedores de Gibraltar. ¡Hasta creí sentir ruido de mejillas abofeteadas, y nuevas risas, y crujidos de huesos que se removían indignados bajo las losas de los sepulcros! «¡Los extranjeros nos insultan!.....» gritaba una voz en los aires.....

Y para desengrasarse de tanto lirismo, de tanta Historia comprimida, repetían las frases ingeniosas del patriarcal Orense, los chistes del marqués de Albaida, ¡un marqués que estaba con ellos, con los viñadores y los gañanes, acostumbrados a respetar con cierto temor supersticioso, como seres nacidos en otro planeta, a los aristócratas poseedores del suelo andaluz!...

Preguntaban á Newton en cierta ocasión: ¿Cómo ha llegado usted á descubrir la ley de la gravitación? A lo que el sabio respondió modestamente: «Pensando en ello». Si los novelistas pensasen más en la perfección de sus obras y menos en ostentar á todo trance las cualidades de que se creen poseedores, ó en producir ruido, imagino que aquéllas serían más bellas y duraderas.

Esto, y ver por doquier restos humanos consumidos por la lepra, enterrar á todo el que buenamente le parece á consecuencia de dicha enfermedad, crear tipos á su capricho, y acusar de no cuántas cosas á los poseedores de aquellas islas, hasta el punto de conceptuarlos como un mal para la humanidad, completan las páginas de M. Arago, salpicadas de cuando en cuando con bravatas que son fáciles de escribir ya que no de realizar.