Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de mayo de 2025
Muy buenas las tenga usted; y díganos en qué puedo serle útil. El recién venido titubeaba.
Díganos usted un día cualquiera, que aunque luego resulte otro, pensaremos que no ha sido por su voluntad. Bueno, pues mañana. ¡Eso tampoco! gritaron ambas solteronas alborozadas. No son ustedes fáciles de contentar. ¿Qué día quieren que me case? Señálenlo ustedes. El conde no había dicho una palabra a nadie de la ruptura de su matrimonio.
Vizcaino Debe ser el tal fraile. Parece varón divino. Bien su palidez lo muestra. Pues jamás tan encendido Tuve el espíritu. Padre, Díganos, pues, á qué vino; Que nos tienen recelosos Sus palabras y el prodigio De entrar cerradas las puertas. Algún engaño imagino De nuestro común contrario; ¡Temblando estoy! Yo apercibo Hisopo y agua bendita, Por si acaso es el maligno.
Usted que lo sabe todo, Maltranita, díganos qué ocurre en el buque». Y me tienen de pie ante ellas, para que no se borren del todo las distancias sociales, hasta que de pronto las hago reír o las cuento algo que las interesa vivamente, y entonces alguna, con repentina solicitud, me dice: «Pero siéntese usted, siéntese aquí y no sea zonzo». Y encoge las piernas para que me siente en el extremo de la silla larga, como un paje a los pies de la dama... La viuda de Moruzaga, que tiene millones y millones, gusta de hablarme a solas para que me entere de los encantos y virtudes de su esposo. ¡Pobre señora! ¡Una verdadera enamorada!
Desde aquí al cielo, señor don Claudio... Y no me replique, para taparme la boca, que poco he demostrado mi entusiasmo por las maravillas de Peleches volviéndoles la espalda durante tantos años; porque bien dicho lo tengo por qué ha sido y cuánto lo he deplorado... ¿Está usted? Pues ahora díganos qué va a tomar, porque está Catana deseando saberlo para servirle en el aire...
A lo que dijo el ama: -Díganos, señor: en la corte de Su Majestad, ¿no hay caballeros? -Sí -respondió don Quijote-, y muchos; y es razón que los haya, para adorno de la grandeza de los príncipes y para ostentación de la majestad real. -Pues, ¿no sería vuesa merced -replicó ella- uno de los que a pie quedo sirviesen a su rey y señor, estándose en la corte?
Me consta que a usted, de buena o de mala gana, le siguen a las urnas todo el vecindario y algunos votantes más. ¡Ya, ya!... Díganos usted cuántas candidaturas impresas necesita, para que se las enviemos oportunamente; y no se hable más del asunto. ¡Ya, ya!... Y antes que se me olvide: ¿cómo va el pleito? ¿El pleito?... ¡Ya, ya! ¿Está en segunda instancia? ¡Ya, ya!... Ya va para tiempo.
Palabra del Dia
Otros Mirando