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Actualizado: 2 de junio de 2025
El corazón de Eppie se oprimía al pensar que su padre estaba afligido. Estaba a punto de inclinarse para hablarle, cuando una angustia violenta dominó por fin todas las que luchaban en el alma de Silas. Entonces dijo con voz débil: Eppie, hija mía, hablad. Yo no quiero impedir vuestra felicidad. Dad las gracias al señor y a la señora Cass.
Acerca de dos de ellas no cabe duda ninguna, porque Amor y celos hacen discretos termina con las palabras Dad ánimo á vuestro Tirso Para que despacio os sirva; y Por el sótano y por el torno, con estas otras: ... esto sirva De entretener solamente; No porque haya estas malicias, Que por el sótano y torno Tirso escribe, mas no afirma.
LA JOVEN. ¡Hereje! pero seré vengada, porque ahí viene el hermano José. Por las almas que sufren en el purgatorio, hermanos, dad una limosna y Dios os lo pagará. LA JOVEN DE LAS CINTAS. Ave Maria, hermano José, tome este real y ruegue porque ese perro de majo sea destripado en la primera juerga que corra. Diga, hermano José, ¿le veré pronto?
Pues debe con el vino rociarse El sacro fuego, dad aca ese vino, Y el incienso tambien que ha de quemarse. Rocian el fuego, y á la redonda con el vino, y luego ponen el incienso en el fuego, y dice el Al bien del triste pueblo Numantino Endereza, ó gran Jupiter, la fuerza Propicia, del contrario amargo signo.
15 Mirad que ninguno dé a otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos. 16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19 No apaguéis el Espíritu. 20 No menospreciéis las profecías. 21 Examinadlo todo; retened lo que fuere bueno.
2 Y aconteció que, cuando partieron de oriente, hallaron una vega en la tierra de Sinar, y se asentaron allí. 3 Y dijeron los unos a los otros: Dad acá, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les fue el ladrillo en lugar de piedra, y el betún en lugar de mezcla.
Hasta aqui no he invocado, ahora invoco Vuestro favor, ó musas! necesario Para los altos puntos en que toco. Descerrajad vuestro mas rico almario, Y el aliento me dad que el caso pide, No humilde, no ratero, ni ordinario. Las nubes hiende el aire, pisa y mide La hermosa Venus Acidalia, y baxa Del cielo que ninguno se lo impide.
Hé aquí mi mano. Y con esta van tres veces que suena la campana llamándonos á comer, exclamó Germán mientras todos se dirigían en grupos hacia la abadía, comentando las peripecias del combate. ¡Por Dios vivo! señor de Pleyel, dad una copa de buen vino á vuestro amigo en cuanto lleguéis, porque está transido, sin contar que ha tragado dos azumbres de agua.
1 Salmo de David. Dad al SE
Dad la satisfacción a vuestros amigos de depositar en el suelo esas armas y estrecharos la mano como lo que sois, como hombres de honor, como claros y perfectos caballeros.
Palabra del Dia
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