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Actualizado: 2 de junio de 2025
Vos, Chandos, dad las órdenes oportunas para que el señor de la Carra sea tratado y atendido cual lo merece por su rango y por sus prendas. Siempre bondadoso, observó Don Pedro. Aun con los que se le muestran tan altivos como acaba de hacerlo ese enviado, añadió Don Jaime. Decid más bien que procuro ser siempre justo, repuso el príncipe Eduardo.
Corta ha sido su alabanza. ¡Dichosa aquella esperanza Que espera tal posesión! FELIC. Dad licencia que se siente Sancho. D. TELL. Sentaos. SANCHO. No, señor. D. TELL. Sentaos. SANCHO. Yo tanto favor, Y mi señora presente. FELIC. Junto a la novia os sentad; No hay quien el puesto os empida. D. TELL. No esperé ver en mi vida Tan peregrina beldad. PELAYO. Y yo, ¿adónde he de sentarme?
Y trajeron al rey un cuchillo. 25 Y el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. 28 Y todo Israel oyó aquel juicio que había juzgado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar. 1 Así que el rey Salomón fue rey sobre todo Israel.
6 Dad la cerveza al que perece, y el vino a los de amargo ánimo. 7 Beban, y se olviden de su necesidad, y de su miseria no se acuerden más. 8 Abre tu boca por el mudo, en el juicio de todos los hijos de muerte. 9 Abre tu boca, juzga justicia, y el derecho del pobre y del menesteroso. 30 [Sin] Engañosa [es] la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme al SE
¿Y qué importo yo... pobre cómica... querida miserable del duque de Lerma? pero dad gracias á Dios de que yo sea querida del duque, y de que el duque, por una casualidad que Dios ha permitido, sea esclavo de un hombre terrible, que es á su vez esclavo mío. ¿Y quién es ese hombre?
Noble, ilustrísimo Tello, Y tú, hermosa Feliciana, Señores de aquesta tierra, Que os ama por tantas causas, Dad vuestros pies generosos A Sancho, Sancho el que guarda Vuestros ganados y huerta, Oficio humilde en tal casa. Pero en Galicia, señores, Es la gente tan hidalga, Que sólo en servir al rico El que es pobre no le iguala.
El exordio fue breve, y luego, sin cuidarse mucho de reglas ni preceptos, entró de lleno a narrar, para comentarlo, el episodio en que Cristo dijo: Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Su lenguaje era siempre llano: cuando quería elevarse le faltaban palabras, y al buscar naturalidad, caía en lo vulgar y tosco.
4 Y dijeron: Dad acá, edifiquémonos ciudad, y torre, que tenga la cabeza en el cielo; y hagámonos nombrados, por ventura nos esparciremos sobre la faz de toda la tierra. 5 Y descendió el SE
33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón. 36 y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y tocare, luego le abran.
Pero á la verdad, lo siento por el contingente de Vinchester que manda mi noble amigo de Butrón, pues según noticias y señales, es gente díscola y la han corrido en grande estos días. Á ver, dad orden de que recen todos un padrenuestro y un avemaría mientras esperan la señal de ataque.
Palabra del Dia
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