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Había también melancólicos laneros de Galicia, baharís de Mallorca, rubios tagarotes de Berbería; y no faltaban, por cierto, los ilustres gavilanes de Pedroche, que sólo se dignaban caminar sobre un paño de tinte vistoso. Los azores abundaban.

Don Juan, entonces, se ve libre por la intervención sobrenatural de Lidoro, y se publica por las calles de Londres que el Príncipe heredero de la corona de Galicia se juzga sólo digno de dar su mano á Clorinda, y que así lo sostendrá contra todos en solemne desafío.

El pobre más pobre puede siempre cosechar un repollo y ponerlo a hervir en su olla al amparo de cuatro tejas familiares. Difícilmente podrá encontrarse país alguno donde la propiedad esté tan distribuida como en Galicia. Hay fincas como una alcoba y otras como un pasillo.

Tuvieron varios encuentros con los franceses, hasta que Soult, que salió en persecución de Moore, encontró á los guerrilleros y les hizo retroceder hacia Valladolid; de allí siguieron avanzando hacia el Norte y llegaron hasta Astorga. Elías se quedó en Sahagún con unos cuantos hombres, dispuestos á organizar allí una partida considerable que hostilizara á Ney en su salida de Galicia.

El gobierno, queriendo ocultarlo, publicó en la Gaceta un parte, que solamente hablaba de pequeñas partidas alzadas en Galicia; pero los periódicos, suplementos y extraordinarios dieron la voz de alarma; con lo cual la sorpresa de la corte fue tan grande como inconcebible estaba siendo su apatía.

Nunca habían tenido ambiciones ni vanidades. Si habían procurado engordar, no lo hicieron por ellos tanto como por sus dueños. Engordaron para que sus morcillas fuesen más sabrosas y para que su tocino le diera más gusto al caldo de las buenas familias en cuyo seno habían vivido. Pero ahora hay en Galicia una nueva generación de cerdos.

Vamos, al parecer, trae usted asuntos pendientes con don Oscar. ¡Cuánto me alegro! No le pesará a usted nada de ello, porque este bendito señor se pinta para arreglar cualquier negocio, por intrincado que sea. ¿De dónde viene usted ahora, de Navarra? No, señora; de Galicia, donde he nacido. ¡Ah, de Galicia! Entonces, no me asombra que esté usted encantado con este país. ¡Qué diferencia! ¿eh?

Contra hidalguía en verso dijo el Diablillo no hay olvido ni chancillería que baste, ni hay más que desear en el mundo que ser hidalgo en consonantes. Si a me hicieran merced prosiguió don Cleofás , entre Salicio y Nemoroso se habían de hacer mis diligencias, que no me habían de costar cien reales; que allí tengo mi Montaña, mi Galicia, mi Vizcaya y mis Asturias .

Creo que todo el mundo habla gallego en Galicia, y creo que, más que nadie, lo hablan aquellos que hablan castellano. El castellano, es, en efecto, la verdadera forma actual del gallego. Los labradores que se expresan en gallego no usan aquí un idioma distinto del de los industriales que se valen del castellano; usan el mismo idioma, pero con un léxico limitado y primitivo.

Yo me eché a reír, adivinando que se figuraba que todos los gallegos eran criados o mozos de cuerda. Se puso un poco colorada y dijo: No es por nada malo... no crea usted que yo quiero rebajarlos. En los días sucesivos observé que el sentimiento de conmiseración por la desgracia de haber nacido en Galicia no se desvanecía, mostrándome cierta simpatía y benevolencia no exentas de protección.