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Si es verdad que éste influye mucho en Galicia, merced al carácter sumiso de los labriegos, allí en Cebre no podía contrapesar la acción de curas y señoritos reunidos en torno del formidable cacique Barbacana. El arcipreste resoplaba de gozo. ¡Cosa rara! Barbacana mismo era el único que no se las contaba felices.

Fíjate, mujer solía decirle . Ayer estabas bastante aliviada, pero hoy te encuentro mucho peor. ¡Qué quiere usted, mamá! Debe de ser el mareo... El acento es uno de los grandes encantos de Galicia. Cuando yo llegué, los primeros amigos a quienes vi prorrumpieron en ayes lastimeros. ¡Fulaniño! me decían . Vendrás muy cansadiño. ¡Pobriño!...

"El quinto: para tomar cuenta como están los vientos, y tambien cuando llueve, y en tiempo de la luna lo que sucede. "El sexto y último, para vivir hermanablemente y á convenirse en todas cosas por el provecho de los dueños del barco." Santiago Blanco, natural de Galicia en el reino de España. Hilario, natural de la provincia del Paraguay. José Gombo, natural de las Indias Orientales.

¡El mar sin límites, que recibió mis primeras miradas! ¡las verdes montañas de mi hermosa Galicia, de entre las cuales pluguiera á Dios no hubiera salido nunca! Como os decía, la impaciencia me devoraba. Sólo veía delante de , porque la noche era muy obscura, una línea algo más clara, una línea movible. Era el mar que venía á romper sus olas en las rocas.

No dejaba de sorprenderme que la hermana San Sulpicio me hablase ya en tono festivo y me dijese algunas bromitas delicadas, porque en mi Galicia las mujeres son más reservadas: sobre todo si visten el hábito religioso, por milagro se autorizan el departir con un joven.

Harta ocupacion le darán los Francos que avanzan hasta Tarazona, los rebeldes de Toledo y Calatrava, los Cristianos de Galicia, y hasta los sediciosos de su misma sangre, que introduciendo la division en los súbditos musulmanes, abren las puertas á los enemigos esteriores.

SANCHO. Sancho, señor, es mi nombre, Que a los pies de tu piedad Pido justicia de quien, En su poder confiado, A mi mujer me ha quitado, Y me quitara también La vida, si no me huyera. REY. ¿Que es hombre tan poderoso En Galicia? SANCHO. Es tan famoso, Que desde aquella ribera Hasta la romana torre De Hércules es respetado; Si está con un hombre airado, Sólo el cielo le socorre.

No falta en Galicia quien tome su mate por las tardes leyendo Caras y Caretas o El Mundo Argentino. Y a el separatismo político no me asusta; pero este separatismo práctico me parece una cosa muy seria. Las provincias están llenas con estatuas de grandes hombres, sin contar las grandes mujeres, como Concepción Arenal y doña Emilia Pardo Bazán.

Y, blandiendo un áspero estropajo, yo pensaba que, para hacer de España un todo ordenado y armónico, puede haber varios procedimientos; pero que el primero debe consistir en unir materialmente unas regiones con otras construyendo caminos y ferrocarriles que anden. Galicia es una tierra de sardinas y de políticos. Las sardinas nacen unas de otras, y los políticos, también.

Si yo me dedicara en Madrid a hacer sillas, mis paisanos creerían que las hacía para conseguir una cartera. Hago artículos, y no se imaginan que pueda hacerlos más que para trabajar mi nombramiento. En Galicia se admite el que uno sea original, pero no hasta el punto de ir a Madrid para no volver de ministro... Y, probablemente, mis paisanos tienen razón.