United States or Cameroon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Más tarde las huestes sarracenas que habían paseado en triunfo todo el orbe, vinieron á estrellarse contra los pechos de un puñado de labriegos ahí, un poco más arriba, en la sacra montaña de Covadonga. Pasaron muchos siglos, empezaron á alimentarse con borona, y otras águilas tan brillantes, las del César Napoleón, cayeron sobre nuestro país.

Yo oigo decir... yo leo... yo observo... por todas partes, todos los días, que las ideas consoladoras se disgregan, se pierden, huyen de las Universidades y las Academias, desertan de los libros y de los periódicos, se refugian ¡único refugio! en las almas de los labriegos y de las mujeres sencillas... ¡Ah, qué tristeza, querido Azorín, qué tristeza tan honda!... Yo siento cómo desaparece de una sociedad nueva todo lo que yo más amo, todo lo que ha sido mi vida, mis ilusiones, mi fe, mis esperanzas... Y no puedo creer que aquí remate todo, que la substancia sea única, que la causa primera sea inminente... Y, sin embargo, todo lo dice ya en el mundo... por todas partes, a pesar de todo, contra todo, estas ideas se van infiltrando..., estas ideas inspiran el arte, impulsan las ciencias, rigen los Estados, informan los tratos y contratos de los hombres...

Beatriz aspiró aquella flotante sublimidad, presintiendo algo misterioso y cercano que iba a conmover su existencia. El villanaje circulaba con pena por las calles, y la niña miraba con asco a los labriegos, que dejaban al pasar un tufo de requesón, y hacían crujir sobre las losas el dominguero calzado.

Un extraño temblor le hizo dar diente con diente; sintió la frente bañada por un sudor frío; se le turbó repentinamente la vista, y cayó al suelo sin conocimiento. Cuando lo recobró, estaba en brazos del sacristán y dos o tres labriegos que por allí andaban. Le habían bañado la cara con agua fría, le abrieron la sotana y le quitaron el alzacuello. Uno le echaba el humo del cigarro a la nariz.

La conversacion rodó luego sobre los ferrocarriles, y fué entónces cuando me interesó mas, probándome el buen sentido de aquellos labriegos. Vamos, ¿y es cosa de quedarse uno pasmao, como cuentan? preguntó uno de los departidores. Ca, hombre! si aquello es lo que hay que ver, respondió el viajero feliz. ¡Qué correteo de máquina, por Cristo! ¿Y asusta el embarcarse? Pues ya!

Formentera, deshabitada durante siglos, luego de haber sido granero de los romanos, servía de refugio traicionero a las flotas hostiles. Las iglesias de los pueblos eran aún verdaderas fortalezas con torres robustas, donde se refugiaban los labriegos al enterarse por las fogatas de que desembarcaban enemigos.

El tiempo ha ido echando abajo las losetas, y entre anchos claros aparecen el remate de una cruz, una alada cabeza de ángel, el busto del Padre con su barba blanca y el brazo extendido. El tercer cuerpo tiene una diminuta ventana y un balconcillo rebozado con el follaje de una parra que deja caer su alegría verde sobre la puerta de la casa. Esta casa la habitan los labriegos.

Voces largas y jubilosas resonaban a cada instante sobre las colinas. Ramiro dejose invadir por aquella languidez, por aquella holganza crepuscular que desunce los bueyes y refresca en cada cabaña la frente y el pecho de los labriegos.

Febrer, con la humildad del que se siente arrepentido de una mala acción, saludaba a todos dulcemente. ¡Bonas tardes tenguin! Los labriegos le respondieron con un gruñido sordo; las muchachas torcieron la cara con un gesto de contrariedad para no verle; los tres viejos contestaron al saludo tristemente, mirándole con ojillos escrutadores, como si encontraran en su persona algo extraordinario.

Fuera del Prado, los labriegos buscaban en Alborchí el mercado de los cerdos, o probaban caballerías en el Hostal Gran.