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¡Descalza! gritaron las tres damas. Pues claro, hijas, ahí está la gracia.... Ana ha ofrecido ir descalza.... ¿Y si llueve? ¿Y las piedras? Pero se va a destrozar la piel... Esa mujer está loca... ¿Pero dónde ha visto ella a nadie hacer esas diabluras? ¡Por Dios, Marquesa, no blasfeme usted! Diabluras un voto como este, un ejemplo tan cristiano, de humildad tan edificante....

Después me abrazó, y todavía me dijo antes de moverme yo hacia la puerta de salida, volviéndose él hacia la solana: Mira, hombre; hasta la ira de Dios parece que se ha calmado también: ya no llueve tanto ni truena ni rebomba el viento como antes. Y era la pura verdad: la misma luz de la estancia, a pesar de irse acabando la tarde, era menos triste que cuando yo había entrado en ella.

Tío Manolillo, hace mucho frío, llueve, y yo no he dormido en tres noches, y si queréis que os oiga, metámonos á cubierto. ¿Y dónde, que no perdamos de vista esa casa? Cabalmente frente á ella hay una taberna. ¡Una taberna! yo tengo hambre y sed. Y yo también; vamos, que yo pago. Lo aprecio y lo recibo, porque no tengo blanca.

El terreno de este lugar es de tal cualidad que cuando llueve está tieso y cuando los soles son mayores se enternecen los lodos y se os pegan los pies al suelo que apenas los podreis levantar. De las cercas adentro tiene grandísima copia de volatería de cucarachas y grande abundancia de montería de ratones que muchos de ellos se aculan y resisten á los monteros como jabalíes.

Cuando estuvo fuera de la litera, dijo al criado: Vete. ¿Con la litera, señora? , con la litera. Pero llueve y hace lodos. No importa; me mareo, me muero dentro de ese armatoste. Vuélvete con la litera á casa. Y se entró violentamente en el alcázar. Llevadme al cuarto del cocinero mayor dijo á un lacayo de palacio dándole un ducado.

En fin, exclamó el oficial después de un corto silencio y como resignándose con el extraño alojamiento que la casualidad le deparaba, más vale incómodo que ninguno. De todas maneras, si llueve, que no será difícil según se agrupan las nubes, estaremos á cubierto y algo es algo.

Y así el marido de Petrona lo mismo puede dirigir la Hacienda que la Instrucción Pública. Sin embargo, parece que su fuerte es la agricultura y la ganadería. Hace tiempo escribió una memoria resumen de otras varias escritas en otros países sobre cultivos donde no llueve, deduciéndose del luminoso estudio que es mejor sembrar donde las lluvias son regulares.

También la literatura manifestó siempre tendencias bastante pronunciadas en este sentido, y es cosa proverbial, sobre todo en las provincias, que nuestros literatos no se lavan sino cuando llueve: hay hortera a quien se le saltan las lágrimas de entusiasmo contando alguna gran asquerosidad de Carlos Rubio, o la manera de vivir de Marcos Zapata, por más que respecto a este último, como amigo suyo que soy, puedo declarar que hay exageración.

Derrama el sol su oro por los ampos, en un derroche de alegrías gualdas, irisando el techar del caserío; y fingen, en el verde de los campos, diamantes en monturas de esmeraldas las cristalinas gotas de rocío. Llueve torrencialmente, y el chubasco es tan pródigo en agua que sepulta los caminos en lodo. El sol se oculta tras cortinas de nubes. De un peñasco,

Luego, a la iglesia, a oír confesiones, a bautizar, a cuanto se ofrece. Lástima me daba verle. En ocasiones llueve a cántaros, como llueve por allá, y vienen por él, para ir a una confesión.... Y allá va el pobrecillo, en su mula, a subir y bajar cerros, porque allí todo es subir y bajar.