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Puso en ridículo la caballería; porque no era ya conveniente á su siglo; además, no son esas las luchas que a te honran, sino las batallas campales; lo sabes bien. Estas son mis razones, y si no te convencen, acepto tu reto. VENUS se asombra, pero calla. MERCURIO quita del platillo la ENEIDA, substituyéndola con la ILIADA.

allí al príncipe, dijo Chandos al entrar. Los dos personajes sentados detrás de él son los monarcas españoles para quienes, con la ayuda de Dios y nuestro esfuerzo, vamos á conquistar respectivamente á Castilla y Mallorca. Muy preocupado está Su Alteza, y no me asombra. Pero el príncipe había notado su entrada y placentera sonrisa animó su rostro.

¿Usted? ¡Nada! dijo Jacobo fríamente. Otro hombre temería la deshonra. ¡Me insulta usted! exclamó Sorege lívido. Había dicho á usted que no insistiera, continuó Jacobo con calma. Nada tiene usted que ganar en ello y me asombra su tenacidad. Creí á usted más hábil. Pero en vista de que usted quiere que se digan las palabras decisivas, va á ser complacido.

Leemos á Longo, á Teócrito, á Apuleyo y nos asombra el observar que la vida de aquellos tiempos fuese tan semejante á la nuestra. Tomamos una novela ó un drama indios, y acaece lo mismo.

Vamos, al parecer, trae usted asuntos pendientes con don Oscar. ¡Cuánto me alegro! No le pesará a usted nada de ello, porque este bendito señor se pinta para arreglar cualquier negocio, por intrincado que sea. ¿De dónde viene usted ahora, de Navarra? No, señora; de Galicia, donde he nacido. ¡Ah, de Galicia! Entonces, no me asombra que esté usted encantado con este país. ¡Qué diferencia! ¿eh?

Mis sentimientos no encuentran eco. Todo lo que digo asombra y hace sonreír.

A quien principalmente acuso es a ella; lo que más que nada me asombra es la liviandad de esa muchacha casquivana... Verdaderamente, señora condesa, voy creyendo que tiene usted razón en llamarla su hija. Árbol y fruto con iguales propiedades se distinguen.

Ese yo que se creyera una existencia fugaz, dependiente de otra existencia superior, se asombra al descubrirse tan grande; en encuentra el orígen de todos los seres, ó por mejor decir el ser único del cual todos los demás son modificaciones fenomenales; él es el universo mismo que por un desarrollo gradual ha llegado á tener conciencia de propio; todo lo que contempla fuera de y que á primera vista le parece distinto, no es mas que él mismo, no es mas que un reflejo de propio, que se presenta á sus ojos y se desenvuelve bajo mil formas como un soberbio panorama.

Intentó detenerla el príncipe tomando suavemente una de sus manos, pero ella la retiró con nerviosa retracción. ¡Y te marchas! dijo él con desaliento . Yo que creía, al venir aquí... La humildad de su voz pareció irritar á la duquesa, haciéndola detenerse cuando empezaba á volverle la espalda. ¿Qué es lo que creías? preguntó con indignación . Tu inconsciencia me asombra. ¡Ah, Miguel!

404 Canta el pueblero... Y es pueta; canta el gaucho... Y, ¡ay Jesús!, Lo miran como avestruz, su inorancia los asombra; mas siempre sirven las sombras para distinguir la luz. 405 El campo es del inorante, el pueblo del hombre estruido; yo que en el campo he nacido digo que mis cantos son para los unos... Sonidos, y para otros... Intención.