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Después siguió Guillermo Tell, esa onomatopía admirable, que revela en su conjunto de profundas melancolías y de arranques ruidosos y atropellados todo el sentimentalismo y el entusiasmo de Rossini, el artista del amor y de la gloria.

A unos 2 kilómetros de Küssnach, en direccion al lago de Zug, nos bajamos del coche para hacer una corta visita á una curiosa capilla, reedificada muchas veces, que conmemora un hecho decisivo de Guillermo Tell. Pequeñita y muy léjos de ser monumental, la capilla tiene cierta gracia rústica que invita al viajero á visitar el interior.

Desde el año de 1150 se estableció la division del Estado en dos entidades de gobierno independiente, teniendo la una su capital en Sarnen y la otra en Stanz. Unterwalden fué uno de los tres confederados que formaron la liga de Guillermo Tell para constituir la nacionalidad suiza, y sus soldados valerosos tomaron parte en todas las batallas de la independencia.

Esa circunstancia, que tambien se nota en otros lagos, como los de Brienz y Thun, se explica por la existencia, en el fondo, de una sustancia purificante y colorante que obra como reactivo poderoso. La navegacion del Leman es activa, extensa y muy valiosa. El primer vapor, con el nombre glorioso de Guillermo Tell, fué echado al agua en Ginebra en 1823. La fecha es significativa.

Y Haz que a su cortijo vayan Las vacas y las ovejas. SANCHO. Mi corta lengua no alaba Tu grandeza. D. TELL. ¿Cuándo quieres Desposarte? SANCHO. Amor me manda Que sea esta misma noche. D. TELL. Pues ya los rayos desmaya El sol, y entre nubes de oro Veloz al poniente baja, Vete a prevenir la boda, Que allá iremos yo y mi hermana. ¡Hola! pongan la carroza.

D. TELL. , hermana, que estoy de suerte, Que me tengo de dar muerte O la tengo de gozar, Y de una vez acabar Con dolor tan grave y fuerte. FELIC. Voy a hablarla, aunque es en vano. D. TELL. ¿Por qué? FELIC. Porque una mujer Que es honrada, es caso llano Que no la podrá vencer Ningún interés humano. D. TELL. Ve presto, y da a mi esperanza Algún alivio.

D. TELL. Dadme los brazos. NU

Algunos viajeros, al pasar por delante de los monumentos consagrados á la memoria de Guillermo Tell, se burlan de los Suizos y califican de fábula todo lo que se refiere á la leyenda heróica del libertador de los Tres-Cantones; y por mucho que se haya dicho en comprobacion, es general la opinion de que aquel personaje no existió. Los Suizos se ofenden mucho de eso, y tienen razón.

Las máscaras os poned. CELIO. ¿Llamaremos? D. TELL. . Llaman, y sale ELVIRA al paño. CRIADO. Ya abrieron. ELVIRA. Entra, Sancho de mi vida. CELIO. ¿Elvira? ELVIRA. . CRIADO. ¡Buen encuentro! Llévanla. ELVIRA. ¿No eres , Sancho? ¡Ay de ! ¡Padre! ¡Señor! ¡Nuño! ¡Cielos! ¡Que me roban, que me llevan! D. TELL. Caminad ya. Dentro. NU

procuras mi deshonra, Y yo me he de defender. D. TELL. Pues hallo en tu entendimiento, Como en tus brazos, defensa, Oye un argumento. ELVIRA. Piensa Que no ha de haber argumento Que venza mi firme intento. D. TELL. ¿Dices que no puede ser Ver, desear y querer? ELVIRA. Es verdad. D. TELL. Pues dime, ingrata, ¿Cómo el basilisco mata Con sólo llegar a ver? ELVIRA. Ese es sólo un animal.