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D. TELL. Veinte vacas Y cien ovejas darás A Sancho, a quien yo y mi hermana Habemos de honrar la boda. SANCHO. ¡Tanta merced! PELAYO. ¡Merced tanta! SANCHO. ¡Tan grande bien! PELAYO. ¡Bien tan grande! SANCHO. ¡Rara virtud! PELAYO. ¡Virtud rara! SANCHO. ¡Alto valor! PELAYO. ¡Valor alto! SANCHO. ¡Santa piedad! PELAYO. ¡Piedad santa! D. TELL. ¿Quién es este labrador Que os responde y acompaña?

Little Tommy hacía juegos malabares con Demóstenes, el negro, y con Chim, el malayo. Chim y Tommy representaban con frecuencia una parodia de Guillermo Tell. Chim sabía jugar con los cuchillos con una gran habilidad. Tommy se ponía delante de la puerta de la cocina con una manzana en la cabeza. Chim le tiraba un cuchillo y, después de atravesar la manzana, lo dejaba clavado en la puerta.

El tal Campistrón hace de todo, desde el primer papel de una tragedia heroica hasta el tirador de carabina que rompe huevos sobre la cabeza de su hijo, como Guillermo Tell; ó el exhibidor de perros sabios, ó el que rompe cadenas... Es un tipo asombroso. En provincias ha cantado de tenor de fuerza.

FELIC. Como yo os viera casado, No me diera ese cuidado, Que tantos sueños me quita. D. TELL. El ser aquí poderoso No me da tan cerca igual. FELIC. No os estaba aquí tan mal De algún señor generoso La hija. D. TELL. Pienso que quieres Reprehender no haber pensado En casarte, que es cuidado Que nace con las mujeres. FELIC. Engáñaste, por tu vida; Que sólo tu bien deseo. Salen SANCHO y PELAYO.

PELAYO. Señor, no me caso ahora; Mas, por si el diabro me engaña, Os vengo a pedir carneros, Para si después me faltan; Que un astrólogo me dijo Una vez en Masalanca Que tenía peligro en toros, Y en agua tanta desgracia, Que desde entonces no quiero Casarme ni beber agua, Por escusar el peligro. FELIC. Buen labrador. D. TELL. Humor gasta. FELIC. Id, Sancho, en buen hora.

Los sitios todos que recorrió Tell ínterin permaneció escondido; la capilla donde los fundadores de la Suiza se congregaron, todos esos recuerdos agradables renacen en el ánimo del viajero con toda la fuerza y verdad de un acontecimiento de la víspera.

No debéis de conocerme. Si el Rey no viene a prenderme, No hay en todo el mundo quién. REY. ¡Pues yo soy el Rey, villano! PELAYO. ¡Santo Domingo de Silos! D. TELL. Pues, señor, ¿tales estilos Tiene el poder castellano? ¿Vos mismo? ¿Vos en persona? Que me perdonéis os ruego. REY. Quitadle las armas luego. Villano, ¡por mi corona, Que os he de hacer respetar Las cartas del Rey!

D. TELL. Tápala esa boca. NU

PELAYO. Aun no lo sabe Bien, que con un cucharón, Si la pecilga un garzón, Le suele pegar un cabe Que le aturde los sentidos; Que una vez, porque llegué A la olla, los saque Por dos meses atordidos. D. TELL. ¿Y vos? PELAYO. Pelayo, señor. D. TELL. No hablo con vos. PELAYO. Yo pensaba, Señor, que conmigo habraba. D. TELL. ¿Cómo os llamáis? LEONOR. Yo, Leonor.

Todos los años, en dia fijo, se dice allí una misa en conmemoracion de los hechos evocados; y se asegura que la capilla fué inaugurada por 114 individuos que conocieron en persona á Guillermo Tell. El motivo de la ereccion de ese monumento es una tradicion que recuerdo haber visto traducida en una estampa de colores, en cierto albergue de mi país, cuando tenia nueve años.