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Actualizado: 10 de septiembre de 2024
En el curso de la conversación había cruzado por delante de ellos un chico imberbe a quien Núñez saludó inclinándose muy reverente y quitándose el sombrero. A Tristán le sorprendió un poco aquel saludo aunque no dijo nada. Pero ahora, como cruzara otro jovenzuelo de diez y ocho a veinte años y Núñez volviese a inclinarse y saludar con la misma reverencia, no pudo ocultar su sorpresa.
Sin embargo, hacéis muy buenos negocios; debéis estar rico, Montiño; además de que la vianda de su majestad debe dejaros buenas ganancias, siempre me estáis pidiendo oficios. Y yo os agradezco á vuecencia... No hago más que pagaros vuestros servicios; sois inteligente y activo; y luego... vos me servís bien... es decir, servís bien á su majestad. Volvió á inclinarse Montiño.
Más afortunado ha sido Lope, por lo común, al tratar asuntos del Antiguo Testamento, á los cuales parece inclinarse con predilección, puesto que el número de sus obras de esta clase no deja de ser considerable. Sin mostrarse muy escrupuloso en la observancia de los accesorios externos, mezcla y harmoniza de tal manera los colores, que resulta un todo agradable.
Y al pensar esto, mirándose al espejo, mientras se lavaba y peinaba, De Pas sonreía con amargura mitigada por el dejo de optimismo que le quedaba de sus reflexiones de poco antes. Estaba desnudo de medio cuerpo arriba. El cuello robusto parecía más fuerte ahora por la tensión a que le obligaba la violencia de la postura, al inclinarse sobre el lavabo de mármol blanco.
Luchaba, lo afirmo, con todas mis fuerzas contra la tentación; pero cuando sentí sus labios sobre mi mano, cuando comprendí que no inspiraba esta acción una banal cortesía sino un sentimiento más profundo, cuando le vi inclinarse hacia mi con una expresión inquieta, afectuosa, especial, cien veces más arrebatadora que la que me había hecho pensar tantas y tantas veces... no pude contenerme.
Dijeron que, unas dos millas más abajo, habían recogido un hombre y una criatura medio exánimes. Quizá algunos los conocería si pertenecían al campamento. Una sola mirada les bastó para reconocer a León, tendido y magullado cruelmente, pero teniendo todavía en los brazos a La Suerte de Campo Rodrigo. Al inclinarse sobre la pareja extrañamente junta, vieron que la criatura estaba fría y sin pulso.
El refresco se tomó con toda ceremonia y con pocas palabras. Las sillas pegadas á la pared, y todos sentados sin echar una pierna sobre otra, ni inclinarse de ningún lado, ni recostarse mucho. Después de tomado el refresco, hubo alguna más libertad y expansión, y Lucía se atrevió á rogar al caballerito que recitase unos versos. Sí, sí dijeron en coro casi todos los tertulianos; que recite.
De don Pedro Miranda, absteníanse de murmurar los murmuradores, no por otra razón sino por tenerle solicitado para que dejase la participación en el periódico, a lo cual le veían inclinarse desde la refriega de los clérigos; pues era don Pedro cristiano viejo y muy grande amigo del capellán de las Agustinas.
«Bien, bien dijo el padre de la patria, no desdeñándose de inclinarse para recoger lo que estaba por el suelo . Ahora quítese usted el mantón de Manila». Isidora se lo quitó, y haciéndolo como un lío se lo tiró a la cara. «¿Quiere usted que le entregue todos mis vestidos? No es preciso que me los entregue usted replicó Botín con calma feroz . Yo me haré cargo de ellos.
Sonaba a lo lejos la grave melopea de la marcha solemne y religiosa que entonaba la banda militar. Las cornetas de los regimientos formados en la carrera batían marcha; y mientras los soldados requerían su fusil para inclinarse al paso del Sacramento, la muchedumbre agitábase para ganar un palmo de terreno donde hincar las rodillas.
Palabra del Dia
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