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La melena blanca, corta y, desigual, agitábase erizada, sacudida por el viento; lucía un corpiño de color de ala de mosca, prendido con alfileres, y en la falda, mezquina y desgarrada, un landre voluminoso lleno de llaves de alacenas, cofres y arcas.... Iba cantando, en voz de falsete, plañídera y, tenaz, una extraña canción hecha con refranes y majaderías.

No lloraba, pero su grotesca obesidad agitábase con los estremecimientos del niño que hace esfuerzos para tragarse las lágrimas. Pero se le ocurrió a un desalmado de larga historia dejarse coger; lo sentenciaron a muerte y hube de entrar en funciones cuando ya casi había olvidado cuál era mi oficio. ¡Qué día aquél! Nos pusieron en moda. ¡Pero qué moda!

Tenía fiebre, agitábase furioso, como si aún corriese por el cauce de la acequia cazando al hombre, y sus gritos asustaban á los pequeños y á las dos mujeres, que pasaron la noche de claro en claro, sentadas junto al lecho, ofreciéndole á cada instante agua azucarada, único remedio casero que lograron inventar. Al día siguiente la barraca tuvo entornada su puerta toda la mañana.

Un mar de cabezas agitábase ante aquellas plataformas que recordaban el teatro primitivo, lo mismo el tablado de Esquilo que la carreta de Lope de Rueda.

La muchedumbre, endomingada, agitábase en torno de las rocas, admirando una vez más las carrozas tradicionales que todos los años salían a luz: pesados armatostes lavados y brillantes, pero con cierto aire de vetustez, luciendo en sus traseras, cual partida de bautismo, la fecha de construcción: el siglo XVII.

¡Ah pícaro! exclamó Nucha cogiéndole y sacándole afuera, a la luz del corral . ¡Te voy a desollar vivo, gran tunante! ¡Ya sabemos quién es el zorro que se come los huevos! Hoy te pongo el trasero en remojo, donde no lo veas. Agitábase y perneaba el ladrón en miniatura; Nucha sintió lástima, imaginándose que sollozaba con desconsuelo.

Sonaba a lo lejos la grave melopea de la marcha solemne y religiosa que entonaba la banda militar. Las cornetas de los regimientos formados en la carrera batían marcha; y mientras los soldados requerían su fusil para inclinarse al paso del Sacramento, la muchedumbre agitábase para ganar un palmo de terreno donde hincar las rodillas.

Una nube de parásitos, aficionados sin profesión, toreros obscuros que no guardaban de su pasado otro recuerdo que la coleta, agitábase en torno del tabernero, bebiendo gratuitamente y solicitando pequeños préstamos a cambio de sus consejos.

La fiera agitábase con aturdimiento entre las rojas telas, y apenas acometía a la muleta sentía el capotazo de otro torero atrayéndola lejos del espada. Gallardo, como si desease salir pronto de esta situación, se cuadró con el estoque alto, arrojándose sobre el toro. Un murmullo de estupefacción acogió el golpe.

La palidez de su rostro tomaba un tinte lívido; la respiración era penosa, breve, irregular, agitada por ruidosos suspiros. De pronto, interrumpiose aquélla con una contracción violenta de los músculos del pecho, y la enferma quedó inmóvil, como si fuese a perecer por asfixia. Maltrana agitábase en torno de la cama, aturdido, sin saber qué hacer, aterrado por su soledad y su inexperiencia.