Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de mayo de 2025


Pues chica, no pienses en salir de Madrid agregó la tarasca cogiéndola por un brazo, atrayéndola a y sentándola sobre sus rodillas . Hija de mi vida, ¿a quién quiero yo? A ti nada más. Lo que yo te diga es por tu bien. Déjate llevar; cásate, y si hay trampa, que la haya. Lo que debe pasar, pasa... Deja correr y haz caso de , que te he tomado cariño y soy mismamente como tu madre.

Después, el marido cogió la mano de su mujer y atrayéndola hacia , dijo: Mira como estamos; y no hace veinticuatro horas que me perteneces; ¿qué nos prepara, pues, el porvenir? Una serie incesante de dificultades, de luchas que no habremos hecho nada para suscitar y á las que no podremos sustraernos. ¡Qué tristeza, Herminia, después de la esperanza de tantas alegrías!

En seguida me preguntó qué asunto iba yo a elegir para mi curso de este año, marcando así que la cuestión de mi matrimonio le parecía agotada. Iba a exponerle mis ideas sobre este asunto y a pedirle consejos, cuando entró Elena muy sonriente y más bonita que nunca. Aquí tenemos a mi hijita, dijo Lacante atrayéndola hacia él y con una inflexión de ternura que me conmovió.

La fiera agitábase con aturdimiento entre las rojas telas, y apenas acometía a la muleta sentía el capotazo de otro torero atrayéndola lejos del espada. Gallardo, como si desease salir pronto de esta situación, se cuadró con el estoque alto, arrojándose sobre el toro. Un murmullo de estupefacción acogió el golpe.

Levantose del sofá, la miró frente a frente, como para buscar en el abismo azul de sus ojos confirmación a sus palabras, y luego, alzándola y atrayéndola lentamente hacia , pegó los labios a la oreja encendida de su amada, y murmuró estas palabras: ¿Tanto me quieres?

Despejose al oír esto la fisonomía del caballero. Brilló un rayo de alegría en sus ojos y dijo tomando de la mano a su ex-querida y atrayéndola hacia el pobre sofá de paja que allí había. Sentémonos, Amalia.

Ricardo había pasado un brazo en torno de la cintura de la niña y la tenía sujeta suavemente para defenderla de cualquier peligro. Al cabo de mucho tiempo, Marta volvió su rostro encendido hacia él y le dijo con voz conmovida: Dime, ¿me dejas apoyar la cabeza en tu pecho? ¡Tengo unas ganas de llorar! Ricardo la miró con sorpresa y atrayéndola dulcemente hacia la acostó sobre su regazo.

Cordero puso las palmas de sus manos en las sienes de ella, y atrayéndola, le dio un beso en la frente, diciendo: Gracias a Dios que te puedo dar este besillo, para demostrarte de un modo material el cariño honesto que te profeso, cariño de padre, que yo quise echar a perder tontamente. No te avergüences de lo que sientes al oír lo que acabo de decirte.

«Hola, ven acá, mujer, dame un beso y un abrazo» le dijo la señorita, atrayéndola a con maternal cariño. Adoración se frotó bien la cara y el cuerpo contra la cintura y falda de su protectora.

El joven, pues, le dijo tomándola afectuosamente las manos y atrayéndola hacia su pecho hasta sentir latir su corazón: Vaya, vaya, querida hija mía, ¿quieres secar esas lágrimas y responderme cuerda y razonablemente? ¿No estoy aquí yo, tu protector, tu marido? Cuéntamelo todo en detalle. ¿Qué quieres que te diga, Raúl? Tu madre me ha echado. ¡Echarte!

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando