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861 Dende la alba hasta la noche, en el campo me tenía; cordero que se moría -mil veces me sucedió- los caranchos lo comían, pero lo pagaba yo. 862 De trato tan rigoroso muy pronto me acobardé; el bonete me apreté buscando los mejores fines, y con unos volantines me fuí para Santa .

Su buena figura, su conducta intachable, su instrucción, su entretenida palabra 8, tratándose de referir viajes o verosímiles casos y peligros le dieron muchas simpatías en todas partes. Había dejado de visitar a Genara y a D. Benigno Cordero por razones poderosas; pero en cambio frecuentaba otras muchas casas decentes, a donde concurría en personal de ambos sexos lo más selecto de la Corte.

Soy toda en cuerpo y alma del que miró a esta huérfana sola y abandonada y tuvo la incomparable generosidad de querer hacerla su señora. La actitud firme de Sola, la energía y la lealtad que en su semblante se pintaban, como la expresión más propia y adecuada de su alma hermosísima, tenían al buen Cordero sobrecogido de admiración, de gratitud, de entusiasmo, de amor.

Es hombre bienhechor de todos, humilde, benigno, misericordioso, grave i hermoso mas que los hijos de los hombres, agradable en las palabras, poderoso en las obras, i en todas sus acciones aventaja á los demás hombres: venéranlo muchos por Mesías. Juan, hijo de Zacarías, varon santo, nos lo manifestó con el dedo diciendo: Este es el Cordero de Dios.

10 éste también beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero; 11 y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Y los que adoran a la bestia y a su imagen, no tienen reposo día ni noche, ni cualquiera que tomare la marca de su nombre.

No hubo combate en que el león ibero haya lucido el bélico furor que en su alma late. Por viles redes de traición perdido, en tus manos cayó, como el cordero en los mercados públicos vendido. No fué el atleta histórico, el guerrero que cae en medio de la lid sangrienta herido al golpe de mortal acero. ¡Me estremece de horror la vil afrenta!

Regalóme un cordero, que á la verdad estaba hermoso de gordo, y despedíme. Se compone esta rancheria de Chunupíes y Malbaláes, de 330 indios de toda chusma. De esta rancheria, en distancia de 5 leguas á la parte del N, salió otra de Mataguayos, de 130 indios de toda chusma.

Se llevó las manos a los ojos y rompió a llorar con vagidos de cordero abandonado, como un niño que despierta en las tinieblas y siente el vacío en torno suyo, sin que sus manos temblonas tropiecen con el calor del pecho maternal. El mismo día de la nevada, un nuevo infortunio conmovió dolorosamente a Isidro. Al volver a su casa pudo comer.

Otro hombre de más carácter hubiera retrocedido en aquel instante. Tuvo amagos de hacerlo, vaciló si le diría a la joven que le era imposible acompañarla; al fin no se atrevió, y cuando el cochero advirtió que todo estaba listo y Obdulia le dijo con su viveza característica: «Vamos, padre; pronto... ¡arribasubió al carruaje con la resignación de un cordero. Empezaba a amanecer.

¡Bestia! gritó Cordero. Al punto reconoció a Tablas, y suavizando la voz le preguntó: ¿Para quién es, hermano? Para aquella, para aquella replicó López sin detener el paso. Cordero vio algunas mujeres que lloraban.