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Actualizado: 19 de mayo de 2025
De los informes que Cordero buscaba, nada podía darle Genara, porque nada había sabido después de la salida de su esposo enfermo y demente del hospital militar de Pamplona. La señora no pensaba más que en huir, huir de aquel azote de Dios que había empezado hiriendo a los pobres y pronto descargaría sobre los ricos. Ya había casos, sí, ya había casos de gente acomodada.
En fin, no podemos soportar la idea de que Vd. algún día nos juzgue sabedores, tal vez cómplices, de la perfidia de su ingenio. No la quiere a Vd., no puede quererla, señorita. Usted une, a sus muchas cualidades, la riqueza: esta es la madre del cordero. Es mentira dijo Paz ofendida me quiere por mí, por mí sola. Lo que Vd. dice no es verdad. ¡Ojalá no lo fuese!
Esta carne quitada de la frente Del ternezuelo potro quando nace, Cuya virtud probada y excelente En todo mi deseo satisface, Envuelta en esta yerba, á quien el diente Tocó del corderillo quando nasce, Hará que Aurelio venga qual cordero Mansisimo y humilde á lo que quiero.
La prendera quedó suspensa; vaciló un momento, pero viendo aquel rostro infantil cubierto de rubor, viendo sus ojos azules y límpidos como los de un querubín resplandecientes de gratitud, le entregó la mano sonriendo de la humildad y la inocencia de aquel niño. ¡Qué cordero de Dios! murmuró la buena mujer mientras sentía su mano mojada por las lágrimas de Godofredo.
Este Jacinto Cordero, ó, como suena su nombre en portugués, Cordeyro, según Barbosa Machado, fué natural de Lisboa, en donde murió, el 28 de febrero de 1646, á la edad de cuarenta años. No he visto el tomo, muy raro, de todas sus comedias, aunque sí un fragmento del mismo en poder del Sr. Termina de este modo: Y aquí el poeta da fin A su comedia, notando Ser la primera que ha hecho.
Para compensar las pérdidas de la quemazón, urgía plantear otro negocio, buscar nuevos caminos, y aquí fue donde lució sus altas dotes Isabel Cordero, esposa de Gumersindo, que tenía más pesquis que este. Sin saber pelotada de Geografía, comprendía que había un Singapore y un istmo de Suez.
Si ha salido de Cádiz, hasta dentro de un año no vamos a poder tener noticias suyas. Entonces dígale usted a la señora lo que me pasa. A ver qué quiere hacer conmigo. La pobre muchacha me dio lástima. Se entregaba a su suerte adversa, como un cordero que llevan al sacrificio.
Una mañana de los últimos días de Diciembre, Isabel Cordero, hallándose en el comedor de su casa, cayó redonda al suelo como herida de un rayo. Acometida de violentísimo ataque cerebral, falleció aquella misma noche, rodeada de su marido y de sus consternados y amantes hijos. No recobró el conocimiento después del ataque, no dijo esta boca es mía, ni se quejó.
" Manuel Rodríguez y Sigler. " Juan Cordabo y Escalona. " José M. Bernabeu y Casanova. " Domingo del Monte y Martínez. " José M. Herrera y Roig. " Gustavo González y Rauville. " Ricardo Antón y García. 1er. Teniente Largio Cordero y Calvo. 2º. Teniente. Francisco Iznaga y Alejo. " Virgilio G. Villate y González. " Bolívar Vila y Blanco. " Alfredo Roig y Elcid. " Héctor Monteagudo y Fortún.
Sola no quiso ocultar a Cordero todo lo que sentía y pensaba. Estoy tan aturdida desde ayer tarde le dijo , que no sé lo que me pasa. He pasado toda la noche imaginando catástrofes o soñando tropiezos y caídas. No me puedo convencer de que Dios me lleve ahora por ese camino tan distinto del que antes seguía, sin que sea para ir derecha a una desventura muy grande. Yo nací con mala estrella.
Palabra del Dia
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