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Actualizado: 16 de septiembre de 2024
Bien, joven, puesto que usted lo ha resuelto, separémonos; pero usted me hará justicia algún día... ¡Vea usted la situación a que me veo reducido! ¡Todo lo he perdido! Y mientras don Eleazar se lamentaba, todos lo oíamos en silencio, como consternados por la horrible desgracia de ese hombre providencial que engullía como un tiburón, en medio de la catástrofe de su fortuna.
Consternados todos, fiaban en la prodigiosa ciencia del más afamado curador de ojos que tenía España. Acordose no dilatar la consulta ni un solo día, ni una hora. ¡Ah, Golfín!... Bringas le conocía. Era hombre del cual se contaban maravillas. A muchos ciegos desahuciados había dado vista.
Eso tiene una explicación muy sencilla: consiste en que el conde de Ríos es más animal que él. Los redactores se miraron consternados, y sin decir otra palabra, bajaron la cabeza y continuaron escribiendo. Oyes, Perico le decía otra vez, me parece que esa levita es muy corta. Los compañeros se rieron porque estaba muy lejos de ser cierto. Es bastante larga contestó Mendoza un poco amostazado.
Los españoles ponen redondas piedras como balas; y despues de estas amenazas de unos y otros, estan constantemente hallando los indios en aquel propio sitio del cerro, varios papeles, ó cartas puestas en una estaca, cosa que tiene á los indios consternados, pues ni se atreven á quitarlos, ni se apartan de allí, manteniéndose en continua vigilancia, temerosos que algun papel de estos salga entra ellos, y dé en manos de nosotros.
»No puedo, como ministro del Señor, revelar las palabras de un moribundo, ni el secreto de la confesión; ¡pero le aseguro, y esta palabra debe bastarle, que creería ofender al Cielo si bendijese el matrimonio de ustedes! »Teobaldo salió, dejándonos consternados.
Una mañana de los últimos días de Diciembre, Isabel Cordero, hallándose en el comedor de su casa, cayó redonda al suelo como herida de un rayo. Acometida de violentísimo ataque cerebral, falleció aquella misma noche, rodeada de su marido y de sus consternados y amantes hijos. No recobró el conocimiento después del ataque, no dijo esta boca es mía, ni se quejó.
Llegada, pues, la mañana, montaron á caballo y se fueron al pueblo, llegando este dia al pago ó estancia de San José. Hallaron aquí un escuadron de Miguelistas, que iba al socorro de los suyos, y consternados con los nuevos avisos que habian venido la noche pasada, que el enemigo ya habia ocupado el Monte Grande, no sabian determinar lo que habian de hacer.
Una vez arriba, el ayo informó a los viajeros de lo que ocurría, y pasando adentro las tres señoras, el diplomático se quedó con don Paco en el comedor. Aquí estamos consternados, Sr. D. Felipe dijo el ayo . Y si mi amo no parece, el mundo habrá perdido en el fragor de horripilante batalla a un joven que prometía ser gran filósofo y que ya era insigne calígrafo.
Ya lo sabemos, dijo Sanjurjo. Hoy, si no fuera por un quehacer que nos ha salido, hubiéramos ido a allá. Al mismo tiempo hacía un signo de inteligencia a don Víctor. Pues Pepe debió de irse esta mañana con Fermo. Eso me dijeron al menos ayer noche. Los notarios se miraron consternados. ¡Qué le decía yo a usted, Sanjurjo! exclamó don Víctor.
Fué a la mañana siguiente, muy temprano, cuando Cooper, siguiendo el rastro de sangre, halló a Yaguaí muerto al borde del pozo del bananal. De pésimo humor volvió a casa, y la primer pregunta de Julia fué por el perro chico. ¿Murió, papá? Sí, allá en el pozo... es Yaguaí. Cogió la pala, y seguido de sus dos hijos consternados, fué al pozo.
Palabra del Dia
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