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Actualizado: 11 de junio de 2025
Un cañón acababa de disparar á pocos pasos de él... Sólo entonces se dió cuenta de que dos baterías se habían instalado en su parque. Las piezas estaban ocultas bajo cúpulas de ramaje; los artilleros derribaban árboles para enmascarar sus cañones con un disimulo perfecto. Vió cómo iban emplazando los últimos.
Con ímpetu irresistible se lanzó Morsamor contra Balarán, yendo a su lado Tomás Cardoso y otros ocho valientes, que arrollaban o derribaban cuanto obstáculo se les oponía. Así llegó Morsamor hasta donde se alzaba Balarán con la sangrienta daga en la diestra y tomó rápida venganza, atravesándole el cuerpo con su espada. La gente de Morsamor le defendía a un lado y a otro, rechazando a los indios.
La reina, allá en España, dicen que era buena, y mandó a un gobernador que sacase a los indios de la esclavitud; pero los encomenderos le dieron al gobernador buen vino, y muchos regalos, y su porción en las ganancias, y fueron más que nunca los muertos, las manos cortadas, los siervos de las encomiendas, los que se echaban de cabeza al fondo de las minas. «Yo, he visto traer a centenares maniatadas a estas amables criaturas, y darles muerte a todas juntas, como a las ovejas.»Fue a Cuba de cura con Diego Velázquez, y volvió de puro horror, porque antes que para hacer casas, derribaban los árboles para ponerlos de leñas a las quemazones de los taínos.
Allí se organizó el baile y hubo vino en abundancia, durando la juerga dos ó tres días, en los cuales hubo derroche de bebida y comida é hizo el francés las mayores locuras, un tanto alegrete por el mosto, llegando á esto que, con no poco gracejo, relata el deán sevillano: Llevó á cabo en el baile «cosas muy ajenas, no ya de persona de tan alto rango, sino de todo hombre de regular educación.... Las mozuelas que danzaban derribaban con su pie el sombrero que Mr.
Caí en el lecho como un tronco derribado, dudoso, en el crepúsculo de mi somnolencia, entre si me derribaban los quebrantos de mi fatigosa jornada de todo el día, o el peso de la balumba de «cosas» que me había ingerido en el cerebro adormilado la inagotable erudición del solariego.
Algunas minas quedaban abandonadas como los caballos moribundos, á los que se olvida cuando ya no pueden dar utilidad. En otras, se aprovechaba la escoria de las viejas explotaciones, para extraer el hierro que habían respetado los métodos antiguos. En Gallarta se derribaban casas enteras, construidas algunos años antes, para aprovechar el mineral de su paredes.
Un momento después acababa de echarla abajo el gigantesco arquero y los fugitivos entraron por fin en aquel momentáneo refugio. ¡Vos arriba, señora! exclamó el barón indicando á Doña Leonor la escalera de piedra, en tanto que Duguesclín y sus compañeros derribaban malheridos á los cuatro agresores más próximos.
Suspiraba, llevábase una mano a la frente, como si le doliese. Mientras tanto, danzaban las parejas en el corro con una algazara loca, chocando unas con otras, empujándose intencionadamente, con encontronazos que casi derribaban a los espectadores, haciéndoles retirar las sillas. Dos mozos comenzaron a insultarse, tirando cada uno del brazo de la misma muchacha.
Señalaban premio a los corredores, honraban a los diestros, coronaban a los tiradores y subían al cielo de la alabanza a los que derribaban a otros en la tierra.
Palabra del Dia
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