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Actualizado: 6 de junio de 2025
No fuí yo; Que mujer que ya se casa, Ha de mostrar más recato Del que solía tener. DO
Deplorando o aparentando deplorar la separación, ciento veinte abandonaron a Miguel de Zuheros. Con él sólo quedaron sesenta valientes de los más devotos a su persona. No hay que decir que el fiel Tiburcio quedó también con él. Después de esto, de noche y con misterioso recato, el anciano Narada vino a visitar a Morsamor.
Entre los dos había vuelto a reaparecer esa pudibundez de los amantes campesinos, ese recato tradicional que hace que los novios se adoren sin decírselo, sin declararse su pasión, bastándoles el expresarla mudamente con los ojos.
Cierto recato místico y una profunda pasividad las obliga a ocultarse así. Sus ensueños se diluyen en la voluptuosidad interior, semejante a la que hizo delirar en otros tiempos a las santas de España con una inacabable dulzura en los sentidos y en el alma. La época moderna, las costumbres cosmopolitas y todo género de sugestiones han conspirado sin duda para apagar el ardiente atavismo.
Y si es una predestinación, si estaba escrito interrumpió Pepita , ¿por qué no someterse, por qué resistirse todavía? Sacrifique Vd. sus propósitos a nuestro amor. ¿Acaso no he sacrificado yo mucho? Ahora mismo, al rogar, al esforzarme por vencer los desdenes de Vd., ¿no sacrifico mi orgullo, mi decoro y mi recato? Yo también creo que amaba a usted antes de verle.
Pasó la hora de alatema , y entran y salen los esclavos con gran recato y silencio sacando de aquella casa fardos y lios que colocan sobre las acémilas. Parece de pronto que se dispone algun largo viaje.
El miedo a los ojos de Vetusta, a la malicia boquiabierta, la dominaba por completo; ya no creía, ni dejaba de creer; no pensaba ni en Dios, ni en Cristo, ni en María, ni siquiera en la eficacia de su sacrificio para restaurar la fama del Magistral: no pensaba más que en el escándalo de aquella exhibición. «Sí, escándalo era; la mujer de su casa, la esposa honesta, protestaba dentro de Ana contra el espectáculo próximo.... No, no estaba segura de que su abnegación fuese buena siquiera; acaso era una desfachatez; la paz de su casa, el recato del hogar, lo decían con silencio solemne...» y Ana sudaba de congoja.... «¡Lo que había prometido!».
Guardábala su padre, y guardábase ella; que no hay candados, guardas ni cerraduras que mejor guarden a una doncella que las del recato proprio.
Pues procuremos ver. Y se encaminó recatada y silenciosamente á la puerta de las Meninas, y con el mismo recato miró al interior. Bajo un farol turbio estaba parado Juan Montiño. ¿Conque le esperan? ¿conque le han citado? ¿quién será ella? dijo Quevedo. Pasó algún tiempo; Juan Montiño esperando, y don Francisco observándole.
Mi alma ha sentido no pocas veces inclinación amistosa, compasión, aprecio y cariño a los seres humanos; pero lo desaforado y suelto de los primeros años de mi vida ha impedido acaso que llegue yo a amar a un solo hombre con aquel amor exclusivo, persistente y celoso, con que deben amar y aman las mujeres honestas criadas con recato.
Palabra del Dia
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