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Llegó, pues, el citado día la madre Teresa de Jesús, acompañada de seis monjas, sus compañeras, instalándose provisionalmente en una modesta casa de la calle de las Armas, en la cual estuvieron viviendo con gran estrechez y miseria, siendo al principio socorridas por una señora llamada doña Leonor de Valera, y más tarde por el prior de la Cartuja, que influyó á favor de las religiosas con otras personas de algún valimiento.

Solo que, considerando nuestras ocupaciones, y á fin, dice, de que no se malogre la idea, entiende que debe encargarse de la direccion y ejecucion del pensamiento una de las corporaciones religiosas, ¡en el caso de que los dominicos no quieran incorporar la academia á la Universidad! Exclamaciones de desengaño saludaron estas palabras: Isagani se levantó, pero no dijo nada.

Dice que La dicha primera parte, que diximos ser llamada Triaca del anima, fué hecha en loor y solemnidad de la fiesta de nuestra señora de la encarnacion: para que si quisieren la puedan representar por farsa las devotas religiosas en sus monasterios; en la cual farsa no interviene figura de hombre, sino de ángeles y donzellas.

Por lo que hace al mayor número de personajes, y á la mayor riqueza de la fábula de las obras religiosas de espectáculo de Gil Vicente, los nuevos editores portugueses de este poeta han echado á volar la especie, aunque sólo como sospecha, de que deben provenir del conocimiento de este autor de los misterios franceses.

Bonis, aunque poco formalista en materias religiosas, y a pesar de que las palabras, y el tono, y las dos lágrimas de Serafina le habían enternecido hasta lo inefable, pensó, ante todo, que estaban en la iglesia y que no era el lugar nada a propósito para tal clase de tratos y contratos.

Sus escasas creencias religiosas las completaban admitiendo un sér llamado Puntan, el cual decían, había existido muchísimos siglos antes de la creación del cielo y la tierra. Puntan, según la tradición, tenía una hermana, y esta, al morir aquel, creó de sus espaldas la tierra, de su pecho el cielo, de sus ojos el sol y la luna, y de sus cejas el arco-iris.

Pero puedo morir mañana, y ¡figúrate qué magnífico bocado será la pobre Visita con sus millones, sola, y con esa afición a la vida religiosa, que otros más listos pueden explotar...! Yo he visto mucho; soy de la clase y estoy en el secreto. No faltan órdenes religiosas que se dedican a la caza de herencias, para mayor gloria de Dios, según dicen.

Puso en forma dramática las fábulas de Medea, y de Progne y Filomena, á la verdad revistiéndolas del estilo cómico dominante en su tiempo, pero extremando tanto la pintura de afectos, que, no obstante la vestidura romántica que las envuelve, recuerda en algunas escenas la grandeza trágica de la antigüedad. Menos afortunado fué nuestro poeta en las comedias religiosas.

Probablemente; ¡y qué desconsolador era tener que echar sobre misma el desdén que mereciera todo! ¡Y con qué entusiasmo había escrito muchas de aquellas poesías religiosas, místicas, que ahora le aparecían amaneradas, rapsodias serviles de Fray Luis de León y San Juan de la Cruz!

» siempre buena católica cristiana, que lo primero es salvar el alma. Cumple los preceptos de la Iglesia, que todo ello se puede hacer sin fatigarse. Pero no te entregues con excesivo afán a las prácticas religiosas; trata a los curas con consideración, y dales para que coman, que a esta gente hay que tenerla contenta.