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La diligencia hubo de hacer un alto para remudar el tiro, y yo me apresuré á bajar para dejar algun respiro al atribulado párroco, que parecia mirar como una calamidad mi interposicion forzada en la berlina. Cuando volví á subir, el amable tio habia tenido la fineza de ocupar el asiento del medio y cederme su rincon.

Tengo que ser alfonsino... a la fuerza. ¡Vaya un compromiso... Re-Dios, qué compromiso...!». La restauración vencedora i Me ha contado Jacinta que una noche llegó a tal grado su irritación por causa de los celos, de la curiosidad no satisfecha y de la forzada reserva, que a punto estuvo de estallar y descubrirse, haciendo pedazos la máscara de tranquilidad que ante sus suegros se ponía.

Es extraordinario... recomenzó Luis María, haciendo correr con disgusto los fósforos sobre la mesa. Y un momento después, con una nueva sonrisa forzada: ¿No tendría inconveniente en acompañarnos un rato? ¿Ya sabe, no? Creo que vuelve Ayestarain. En efecto, éste entraba. Empieza otra vez... sacudió la cabeza, mirando únicamente a Luis María.

Pinedo esperaba casarla con un hombre modesto y trabajador y que no conociese jamás aquel mundo en que no podía vivir y que él despreciaba en el fondo del alma, aunque tal vez, por la fuerza de la costumbre, no pudiese ya vivir a gusto en otro. Es muy joven aún.... Tiene tiempo de divertirse repuso con sonrisa forzada.

Ofreciole asiento don Gaspar, cerró las puertas como en comedia, y luego con forzada tranquilidad, pero sin que se le alterase una línea del semblante, sin asomo de ira, pero con el acento de la más aterradora resolución, le habló de esta manera: Usted conoce a mi hija: en ella cifro toda mi dicha; sólo vivo para hacerla feliz.

Cuando iba a contestar a las últimas palabras de la orgullosa heredera, los ojos del conde, derramando una mirada distraída por el salón, tropezaron con otros que se le clavaron lucientes y celosos. Alargó la mano a su amiga y con sonrisa forzada dijo: ¡Qué mal me estás tratando, Fernanda! Como siempre, por supuesto... Yo, sin embargo, ya sabes... el mismo devoto idólatra. Hasta ahora.

Marcial, como digo, convertía los nombres en verbos, y éstos en nombres, sin consultar con la Academia. Asimismo aplicaba el vocabulario de la navegación a todos los actos de la vida, asimilando el navío con el hombre, en virtud de una forzada analogía entre las partes de aquél y los miembros de éste.

Durante el invierno, la Condesa Poldy, retenida en el castillo por las lluvias y los hielos, no daba tan largos paseos ni eran sus excursiones tan reposadas y contemplativas como en la primavera y en el verano. Pero, durante la primavera, se desquitaba bien de su forzada reclusión permaneciendo largas horas en el bosque.

Leí en el rostro de Marta el deseo de no lastimar mi susceptibilidad. Entonces hasta mañana dijo en voz baja apretándome los dedos, y mañana verás la falta que nos haces, comprenderás que sería necesario que fuéramos locos, para dejarte partir nuevamente. ¿No es verdad, Roberto? ¡Seguro, con toda seguridad! dijo él soltando una carcajada que me pareció singularmente forzada.

Luis María se dirigió entonces a con la tercera sonrisa forzada de esa noche: ¿Quiere que vayamos? Con mucho gusto le dije. Y fuimos. Entró el médico sin hacer ruido, entró Luis María, y por fin entré yo, todos con cierto intervalo. Lo que primero me chocó, aunque debía haberlo esperado, fué la penumbra del dormitorio.