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La Naturaleza sentía también la atracción de su llamado generoso; vientos, aves y plantas parecían buscar como en el mito de Orfeo y en la leyenda de San Francisco de Asís , la amistad humana en aquel oasis de hospitalidad.

Es muy probable. Alain Chartier fué besado en los labios por una reina y no era más que poeta... ¡Digo! Si hubiera sido músico... , dijo Tragomer; pero las bacantes mataron á Orfeo. Estaban borrachas... Y, además, ¿quién sabe? Acaso Orfeo no quiso tocar lo que ellas le pedían. Maugirón se puso á tararear, con aire malicioso. ¡Ah!

Mayo 1.º Amparar al enemigo. Idem 2 hasta el 5. Las amazonas. Idem 8 hasta el 19. Orfeo y Aretusa. Idem 20. Montescos y Capuletes. Idem 21. Maravillas de Babilonia. Idem 23. El secreto á voces. Idem 24 y 25. Para vencer amor querer vencerle. Con arreglo á los mismos documentos se representaron en el Buen Retiro: El 25 de agosto 1688. Andrómeda y Perseo. Idem 25 de agosto 1687.

11 El veneno en la guirnalda y la triaca en la fuente, fiesta que se representó á SS. MM., de D. Melchor Fernández de León. 12 El marqués de Cigarral, de D. Alonso del Castillo Solorzano. Comedias de D. Antonio de Solís. 1 Triunfos de amor y fortuna, con loa y entremeses. 2 Euridice y Orfeo. 3 El amor al uso. 4 El alcázar del secreto. 5 Las amazonas. 6 El Doctor Carlino.

Narciso en lindeza, Aquiles en valentía, en música un Orfeo. Y qué recato para penar, qué constancia en el querer. A mi fe, señora, que si él no consigue hablaros una vez tan sólo, una de estas noches, mataréis con vuestro rigor al galán más gentil que jamás vieron los ojos. Eso no podría ser sin daño para mi honra repuso brusca y nerviosa Beatriz.

Orfeo, que hizo parte de la espedicion de los Argonautas, cuyo viage es tan cierto como el de Colon, domesticó á las fieras con los blandos sonidos de su lira, segun cuenta la misma fábula. Aun cuando pueda ponerse en duda este milagro y el de Anfion, ahí están sus Himnos de Iniciacion para comprobar que antes de que hubiese prosa hubo un poeta.

De repente penetra desde lo alto en el imperio de las tinieblas una música melodiosa; se ve una esfera celeste, y en su centro el divino Orfeo con una lira en la mano, y á sus pies los Siete días y la Naturaleza humana, profundamente dormida. Orfeo comienza á cantar, y despierta con su voz á la Naturaleza humana.

CAPÍTULO XIII. Los autos de D. Pedro Calderón. El pintor de su deshonra. La cena de Baltasar. El divino Orfeo. La vida es sueño. La serpiente de metal. 7 CAPÍTULO XIV. Francisco de Rojas. 43 CAPÍTULO XV. Continuación del examen de las obras dramáticas de Rojas. 73 CAPÍTULO XVI. Agustín Moreto y Cabañas. Sus obras serias. 93 CAPÍTULO XVII. Comedias de Moreto. 123 CAPÍTULO XIX. Matos Fragoso.

Los restos del Orfeo del ramaje se disuelven en el estómago del negro burgués subterráneo. Después de una vida de cinco ó seis semanas, que le parece larguísima, la cantora cae de lo alto del árbol, extenuada por tanta música, tanta poesía, tanta embriaguez ruidosa. El sol seca su cadáver y los transeúntes lo aplastan con sus pies.

En ésta figuran, al lado de personajes vulgares, un encantador, un duende, el dios Febo, Cupido, Orfeo, Medea y un demonio. Obsérvase en las otras dos composiciones de Alonso de la Vega cierta afición á lo fantástico y romántico, mucho más pronunciada y fuerte que en Lope de Rueda, censurable en La Serafina, y no del todo vituperable en La duquesa de la Rosa.