United States or Peru ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nuestra costurera, una tal Antonia Gutiérrez, que había tenido un desliz y cuyo hijo había muerto, fue nodriza de V. Después murió también la costurera, y yo arreglé de modo, con la venia de los parientes de la chica, que V. pasase por su hija, a fin de hacer la legitimación.

La hueste mendicante, con estremecimientos humildes, con un gesto sórdido, se agrupa en torno del hogar. Benita la Costurera asoma en la puerta y murmura la rancia salutación. ¡Alabado sea Dios! ¡Por siempre bendito y alabado! ¿No está Andreíña? Agora vuelve. ¿Dónde anda? Salió a un enredo. Lo mismo tiene que seas . En un vuelo vas al horno de la Curuja... Es mandato del Señor Don Juan Manuel.

Y con la misma entonación ardorosa con que en otros tiempos conmovía a las muchedumbres en las reuniones de protesta contra la sociedad, describía a aquella media docena de hombres y a la triste costurera, que cesaba de mover la máquina para escucharle, la grandeza del trabajo universal, que todos los días fatigaba a la tierra para vencerla y obligarla a sustentar a los humanos.

La costurera era arisca, cruel, intratable; pero el mayordomo sabía recabar de ella las pocas migajas de buen humor que tenía en el cuerpo. La requebraba brutalmente, la pellizcaba al pasar, le decía mil groseras desvergüenzas para que las comprendiera al revés.

Sacó la costurera un plato de carne fiambre y lo puso sobre el hule de la mesa, sin servilleta ni cosa que lo valga; después cortó a la mitad un pan y lo dejó, con la imprescindible botella de vino blanco y el vaso, al lado de la carne. El cazador de osos comenzó a devorar. Concha sentose de nuevo, y la niña, acercándose, repitió las palabras que ya había pronunciado.

A los pocos momentos ¡zas! un ballenazo y un grito de dolor. Inmediatamente otro golpe y otro grito. Y así sucesivamente. La costurera estaba encantada al notar que la chiquilla tropezaba más que otras veces. Manín engullía en silencio, volviendo sólo de vez en cuando los ojos con marcada indiferencia hacia aquella triste escena.

Acercósele Amaury y quiso besar su mano; pero Magdalena fingió no advertir su ademán a pesar de haber delante un espejo y señalándole a la costurera una arruga casi invisible del corpino, dijo: Hay que quitarla en seguida, porque, si no, tiro en el acto este traje y me visto con el primero que encuentre a mano.

Hay días horribles en los que no hago cosa derecha, y hoy es uno de esos. Luzco un peinado risible y un vestido muy mal hecho: en fin, parezco un espantajo. La costurera que la ayudaba hacía vivas protestas, sin salir de su asombro. ¿, un espantajo? exclamó Leoville. ¡Calla! ¡calla!

Así pasaron más de un cuarto de hora en medio de la calle, bajo la lluvia, llamando la atención de los escasos transeúntes, que ante una pareja tan olvidada de misma hacían comentarios maliciosos. Por fin, la costurera pareció ablandarse. Lo pensaría; tal vez al día siguiente pudiera contestarle. Y tras esta promesa, que para Juanito fue una felicidad.

Viene o propósito esta sentencia, porque doña Inés pagó el trabajo de Juanita en la tercera parte de lo que valía, aun en aquel lugar donde se trabaja barato, y pagó las otras dos terceras partes en el favor tan deseado y apetecido que empezó entonces a alcanzar la linda costurera.