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Ninguna le igualaba en esbeltez y delicadeza: vestía con suma gracia y sencillez, y bailaba el minueto da una manera tan sutil y ligera, que aparecía del modo menos terrestre que es posible en la figura humana.

Y Renán, recordando, a propósito de las civilizaciones desequilibradas y parciales, que el fin de la criatura humana no puede ser exclusivamente saber, ni sentir, ni imaginar, sino ser real y enteramente humana, define el ideal de perfección a que ella debe encaminar sus energías como la posibilidad de ofrecer en un tipo individual un cuadro abreviado de la especie.

Pocas cosas hay tan feas en la naturaleza humana como esta tendencia á la crueldad, tan sólo porque se tiene el poder de hacer daño, que llegué entonces á notar en personas que después de todo no eran peores que sus vecinos.

Sin embargo, se entiende que el padre celestial ve esto y mucho peor a cada hora y a cada minuto del día; ve al joven, al débil, al desvalido, asaltados por un tentador sobrenatural, su propia criatura, su ángel rebelde, enteramente malo y perverso; y lo ve triunfar en su empresa de arruinar a las almas. Y entonces, el traicionado, la pobre víctima humana es castigada, no el diablo".

Kisseler fue también quien inició el asunto con una audaz apología de la belleza plástica que fue como divinizar la forma: la belleza era para él el primer atributo de un dios; y el culto de la belleza, el primer dogma de una religión: la Grecia antigua fue la cuna de la verdadera religión, única digna de conmover a la conciencia humana y de unirla en un culto común, la adoración de la belleza.

Choto regresó corriendo como para cerciorarse de que era seguido, y después volvió a alejarse. Como a cien metros de Aldeacorba Golfín creyó sentir una voz humana, que dijo: ¿Qué quieres, Choto? Al punto sospechó que era la Nela quien hablaba.

Se imaginó que todo lo que llevaba visto en sueños no era mas que una preparación para llegar á la muerte de Popito y que esta muerte debía considerarla como un aviso de las potencias misteriosas que rigen el curso de la vida humana. Miss Margaret ha muerto, estoy seguro de ello se dijo el joven.

Los crueles expedientes de que se valían los traficantes en carne humana para completar en las costas de África el cargamento de sus buques, y la manera bárbara como después eran tratados los infelices negros, no son asuntos para artículos del carácter ligero de mis TRADICIONES.

Recordé entonces lo que cuenta M. André, en su interesante descripción de este mismo viaje, publicado en Le Tour du Monde. Parece que fue explotado o creyó serlo por aquel que le alquiló las mulas, y al trazar sus recuerdos de viaje, lo anatematizó, lanzando su nombre a la execración humana.

El genio español, añade Oliveira Martins, fué, pues, por la boca elocuente de Lainez y de Salmerón, el defensor de la cultura humana, deteniendo á Europa en la pendiente de una predestinación fatalista