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Pero inmediatamente pensó que, aunque miss Margaret no era de gran estatura, jamás habría podido él mantenerla sobre una de sus manos, como si fuese un objeto de bolsillo. No podía ser miss Margaret, y siguiendo una deducción lógica, descubrió que la que tenía ante sus ojos era simplemente Popito.

De estar allá, construiría en uno de estos paseos, que con su sonrisa primaveral parecen burlarse del miedo á la muerte, un gracioso monumento para depositar á Popito, y la visitaría todas las tardes llevándola un ramo de flores. ¡Pero aquí, en medio del mar, tan lejos de las tierras habitadas por los hombres de su especie!...

Luego pensó que Ra-Ra era una reducción de su persona, y esto le hizo encontrar más lógica la conducta de miss Margaret, ó sea de Popito. Pero ¿qué podía hacer él, pobre gigante, para salvarse á mismo?... Quedó pensativo, mientras la joven, imaginándose que aún intentaba resistirse á sus ruegos, los repetía con una expresión trágicamente desesperada.

Gillespie comprendió los deseos de Ra-Ra al ver en una terraza interior, separada de la fachada por los profundos huecos de dos patios, á una mujer con gorro universitario que agitaba los brazos, sorprendida y alegre. No pudo reconocerla porque le faltaba su lente de aumento, pero estaba casi seguro de que era Popito. Diviértanse mucho dijo el gigante.

Donde el gigante va de caza y Popito expone sus ideas sobre el gobierno de las mujeres Cuando el bondadoso Flimnap se presentó al día siguiente, Edwin le hizo una pregunta que tenía preparada desde la tarde anterior.

Con acento de rencor, como si el gigante tuviese la culpa de la herida recibida por su amada, Ra-Ra fué explicándole todo lo ocurrido desde que salió de la cárcel. Al caer en el fondo del bolsillo oyó gemidos dolorosos, viendo á continuación cómo la dulce Popito chorreaba sangre.

Su propia voz saliendo de la boca de Ra-Ra le distrajo por algún tiempo. El joven hablaba con entusiasmo, y Popito, á pesar de que vivía en la triunfante República de las mujeres, mostraba al escucharle una supeditación de hembra feliz que desea verse dirigida y únicamente pide amor.

Popito, satisfecha de las promesas del gigante, habló con más tranquilidad. Las nuevas recién llegadas eran malas para el gobierno. Los hombres habían suprimido la dominación de las mujeres en catorce Estados; la agitación iba en aumento en toda la República. Sin embargo, gentleman, yo no tengo el entusiasmo ciego de Ra-Ra, y veo más claramente que unos y otros.

El nombre de Momaren iba á figurar entre los primeros culpables que castigaría la futura Revolución. No protestó Popito . Acuérdate, Ra-Ra, que el Padre de los Maestros es mi padre. Di tu madre, para hablar lógicamente repuso el joven. , mi madre, conforme á los usos del antiguo régimen, y yo te pido que la respetes. Momaren tiene un alma generosa.

Ha hecho usted bien, doctor Popito continuó alegremente , en aprovecharse cuanto antes de mi permiso. Hablen todo lo que quieran. Aquí tienen al Padre de los Enamorados, que los defenderá del Padre de los Maestros y de todos los Consejos que intenten su persecución. Sobre esta mesa pueden considerarse más seguros que sobre la más alta montaña.