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Pero la vejez no había de desmentirse, y un día de Diciembre del 69 fue notada la falta del grande hombre en los círculos a donde solía ir. Pronto corrió la voz de que estaba malo, y cuantos le conocían sintieron vivísimo interés por él.

Unas veces tomaba pie de alguna falta advertida en la ropa, botón caído, ojal roto, o cosa semejante. Otras, era que le ponían un chocolate muy malo para que reventara... ¡como que le quedan envenenar...!, o bien que dejaban los balcones y las puertas abiertas para que entrase un aire colado y le partiese.

¡Huu! malo genti, ¡sigulo no siñola bilalelo! continuaba el chino agitando descontento la cabeza. ¿Cosa? No tiene biligüensa, más que mia chino mia siempele genti. Ah, sigulo no siñola bilalelo; ¡sigalela tiene más biligüensa! Le han cogido á usted, le han cogido á usted, exclamaba Simoun dándole golpecitos en el vientre.

Y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David, y reinó en su lugar Amasías su hijo. 2 E hizo lo malo en ojos del SE

Estaba seguro de que mientras no se moviese nada malo podía ocurrirle, y de que con sólo levantarse, con sólo moverse de su sitio, con sólo volver la cabeza, la desgracia terrible ocurriría inmediatamente. Pero una vez en pie, y habiendo comenzado a andar, no se atrevía ya a pararse, pues se le antojaba que el peligro estaba precisamente en la quietud.

Las órdenes menores de portero, lector, exorcista y acólito le parecieron llenas de encanto, por la suma de dignidades que indicaban y por las que anunciaban. ¡Ser portero de la casa de Dios! ¡Leer al pueblo la divina palabra! ¡Lanzar al enemigo malo fuera del cuerpo en que hace presa! ¡Poder acercarse al Sancta Sanctorum! ¡Qué grandiosos y envidiables privilegios!

Pero al llegar cerca de la Puerta del Sol Carlota se puso repentinamente seria, como si un soplo de viento helado cruzase por su alma, y exclamó: ¡Mucho me he reído hoy, Mario! Tengo miedo que me suceda algo malo. ¡Qué superstición! No seas tonta, mujer respondió el escultor sin dejar de reír. ¡Pobre Mario! El tonto lo era él en tal instante.

Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite; y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.

¿Verdá que ? preguntaba Gallardo con orgullo infantil . De veras que no estuvo malo aquéyo. Y en la interminable verbosidad de toda conversación sobre toros transcurría el tiempo, sin que el espada y sus admiradores se fatigasen de hablar de la corrida de la tarde y de otras que se habían celebrado algunos años antes. Cerraba la noche, encendíanse luces, y los aficionados no se iban.

Misia Casilda le soltó, y sentándose en el sillón, porque sus piernas, flojas, no podían sostenerla, repetía, llorando: , alguien te ha aconsejado, porque no eres malo, no eres capaz...