United States or Sierra Leone ? Vote for the TOP Country of the Week !


Estaba tan amenazador, que Bobart, espantado, permaneció en su butaca sin hacer un movimiento, sin pronunciar una palabra. Le doy á usted un minuto para decidirse á responder. Dentro de un minuto le haré á usted responsable de la emboscada que aquí se ha ejecutado. ¡La emboscada! exclamó Bobart, fuera de por el terror. ¿Quién la ha preparado? ¡Ah! ¿Usted sabe, pues, lo que ha sucedido?

Avanzó más, llegó á la puerta, y tomando aliento para pronunciar las dos sílabas de aquel nombre que amaba tanto, se paró, y con voz baja y conmovida dijo: "Clara." Pero en el instante mismo en que pronunció esta palabra, se estremeció de sorpresa y terror.

Y el acicalado millonario de la calle de Verneuil, arrojó dos billetes de a mil francos al rostro de su esclavo, diciéndole: ¡Toma, infame! El dinero es lo de menos; pero me has hecho gastar lo menos cien mil escudos de paciencia. Vete ahora mismo de aquí; sal de mi casa para siempre, y haz de modo que nunca jamás, en mi vida, vuelva a oír pronunciar tu nombre.

Era la hija de Osuna. Había en la inflexión de su voz al pronunciar estas palabras cierta ironía, mezclada de cólera, que sorprendieron a la vez a la dama y al sacerdote.

En sus raras apariciones por Candore, el conde, movido por una especie de respeto involuntario, se había abstenido siempre de pronunciar el nombre de la empleada, a quien, por otra parte, había casi olvidado.

El tono de Kernok ya no era duro e impetuoso, sino solamente brusco; de modo que Zeli, viendo que la calma había sucedido a la agitación de su capitán, no pudo por menos que pronunciar un pero... ¿Vas a comenzar con tus peros y tus síes? Ten cuidado... ¡o te arrojo la bocina a la cabeza! exclamó Kernok con voz de trueno y avanzando hacia Zeli.

Mi amiga, al pronunciar la última frase de la leyenda del puente, cuyo nombre del suspiro se debe sin duda á las flores que crecen á su alrededor, vertió una lágrima á la memoria de Hasay, lágrima que se deslizó al blanco teclado del piano, sobre el que maquinalmente apoyaba sus dedos.

lo lleva entre los labios el hijo de esta tierra: nombrar a Filipinas tu nombre es pronunciar; si el tiempo borra un día la losa que te encierra, no temas, pues tu nombre jamás se perderá.

Y he aquí lo que dice este pasaje: «Tiempo que un conejo debe estar al fuego, suponiendo que esté recién muertoEsto es admirable; esto es como el anuncio de que un sabio va a pronunciar su mágica sentencia. Luego el pasaje continúa: «Un conejo grande, casero, hora y media. Uno de monte, una hora.» ¡Y esto es lo que le inquieta a Sarrió! ¿Un conejo casero hora y media? ¿Uno de monte una hora?

Su trato le parecía cada vez más ameno, mayor su ingenio; pero no dejaba de observar que en todas sus conversaciones se quedaba siempre corto, temeroso de pronunciar palabra en extremo arriesgada, cuidando de evitar frases que no pudiera recoger.