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Y en esta violencia cifraba nuestro marqués un poquito de orgullo, pensando con deleite y dolor al mismo tiempo en los esfuerzos que la nueva esposa de Jesús haría para arrancar las raíces de afecto tan sólido y antiguo. Mas por entre el hermoso follaje de estos pensamientos, más o menos consoladores, sacaba no pocas veces su odiosa cabeza una idea triste y cruel.

Esta y otras conversaciones que tuvo doña Luz con su amiga, y los propios monólogos y los constantes pensamientos que la asaltaban, fueron acrecentando en el alma de la soberbia dama un recelo que sublevaba su orgullo, y contra el cual trató de armarse de todos los bríos de su pecho. Don Jaime iba a volver.

La sabiduría se agostaba pronto en esta familia de marinos y guerreros, como planta que surge por equivocación en un clima adverso. Preocupado por sus pensamientos de la noche anterior y por el próximo viaje a Valldemosa, Jaime se detuvo en el recibimiento contemplando los retratos de sus ascendientes. ¡Cuánta gloria... y cuánto polvo!

Díjeme, sin embargo, que la visita era a todas luces conveniente; y Tarlein la aprobó con gran entusiasmo, que no dejó de sorprenderme algo, hasta que descubrí que él también tenía sus motivos para querer visitar el palacio de Su Alteza, cuya dama de honor, la condesa Elga, era la dama de sus pensamientos.

Aviso a los aficionados. Se levanta y se marcha con la altivez de una reina. Se levanta y va hacia su cabina rumiando los más amargos pensamientos. Tropieza con la señora Grelou, que lo detiene. Está muy conmovida. El dolor la ha envejecido diez años. LA SE

Para unos era tercera, primera para otros y flux para los dineros de todos. Ver, pues, con la cara de risa que ella oía esto de todos era para dar mil gracias a Dios. Hubo grandes diferencias entre mis padres sobre a quién había de imitar en el oficio, mas yo, que siempre tuve pensamientos de caballero desde chiquito, nunca me apliqué a uno ni a otro.

El papel le perseguía, le rodeaba; había nacido para ser su siervo. ¡Siempre el papel, negro de tinta, acosándolo, cerrándole el camino! Mientras tanto, el pan y el bienestar huían de él, yéndose en busca de los brutos. Con la cólera que le inspiraban estos pensamientos, arrojó en el triste rescoldo un volumen, el primero que halló a mano.

Hay momentos en que, aun a su lado, me ocurren pensamientos malos, desconfianzas y duros sarcasmos. Y la culpa es de Elena.

Sin embargo, bien considerado, su vigor no parecía corporal sino espiritual, como si se debiera á favor especial de los ángeles; ó quizás era la animación procedente de una inteligencia absorbida por serios y profundos pensamientos; ó acaso su temperamento sensible se veía vigorizado por los sonidos penetrantes de la música que, ascendiendo al cielo, le arrastraban y hacían mover con inusitada vivacidad.

Recobró parte de sus fuerzas, algo del buen humor, y las presunciones de próxima muerte se desvanecieron en su espíritu. Mas no por esto desistió de llevar adelante un plan que había llegado a ser casi una manía, absorbiendo todos sus pensamientos.