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El Rey Venturoso reunió un gran congreso de sabios a fin de que averiguasen, so pena de incurrir en su justa indignación, quién era y dónde vivía el pájaro verde, cuyo recuerdo atormentaba a su hija. Cuarenta días y cuarenta noches estuvieron lo sabios reunidos, sin cesar de meditar y disertar sino para dormir un poco y alimentarse.

Así, pues, la «haut» resulta un poco heterogénea, un poco mezclada y confusa, como toda nuestra vida. En Europa la aristocracia está nítidamente definida: la componen los que pueden ostentar un título nobiliario, otorgado, justa o injustamente, por los reyes, ya sea en antiguos pergaminos, ya en moderno y deleznable papel de barba.

Pero a la semana justa, en cuanto vio en la mesa el tocino y la sopa, se puso colorada de la ira, y le dijo a Loppi con los puños alzados: ¿Hasta cuándo me has de atormentar, mal marido, mal compañero, mal hombre? ¿que una mujer como yo ha de vivir con caldo y manteca? Pero ¿qué quieres, amor mío, qué quieres? Pues quiero una buena comida, mal marido: un ganso asado, y unos pasteles para postres.

Dulce amar, dulce penar, Dulce temer, dulce ver, Dulcísimo padecer, Felicísimo esperar. ¡Favoreced hasta el fin Empresa tan justa, cielos, Sin mudanza, olvido y celos! JARIFA. Mi padre viene al jardín. ABIND. Huyamos. JARIFA. Dame la mano; Deja de estar temeroso. ABIND. Ya temo, secreto esposo, Lo que no público hermano.

"Esta costumbre, a mi parecer justa y santa, puso el cetro del reino en las manos de Policarpo, varón insigne y famoso, así en las armas como en las letras, el cual tenía cuando vino a ser rey dos hijas de extremada belleza, la mayor llamada Policarpa y la menor Sinforosa; no tenían madre, que no les hizo falta cuando murió sino en la compañía: que sus virtudes y agradables costumbres eran ayas de mismas, dando maravilloso ejemplo a todo el reino.

El progreso de los conocimientos positivos, la industria y la evolución incesante de las sociedades, modificaban la concepción de la vida y de sus fines. El hombre moderno, valiéndose de la crítica, tenía una idea justa de los límites de sus conocimientos. Ni soberbias, ni desmayos de humildad.

26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra . 27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea ensalzado el SE

La señorita María Teresa defiende admirablemente a sus amigos observó Platel; esto provoca el deseo de aumentar el número de ellos. María Teresa tendió, sonriéndose, la mano al joven. Usted figura en el número, Platel; en efecto, creo ser una buena amiga; pero en este momento soy simplemente justa. Por lo demás, usted va a conocer a Juan; llega esta noche y pasará algunos días con nosotros.

Todo lo vio y en todo metió las narices el bullicioso estudiante, desde la imponente función de San Jerónimo, hasta la justa de los maestrantes fuera de la puerta de Alcalá; desde la fiesta nacional de toros con caballeros en plaza, en la Mayor, hasta el simulacro militar.

En el falso cronicon impreso como obra de Juliano, arcipreste de Santa Justa, se pone la siguiente carta que, aunque apócrifa, va traducida de la lengua latina en castellana, i puesta en este lugar para divertimiento de los curiosos. =Carta de Eleázaro á la sinagoga de Toledo.=