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Y por muchas que fueran las rachas que hacían crujir el velamen, zarandeando e inundando la barca, no dejaba de oírse la canción del aduanero, balanceada cual una gaviota en la cresta de las olas.

Por el espacio de dos dias continué, pero en descenso, por la cresta de las mismas montañas, bajo una bóveda perpetua de ramas entrelazadas que forman una masa de veredura impenetrable al sol, y llegué á la poblacion de los salvages Yuracarees, quienes me acogieron perfectamente en sus cabañas, manifestándose decididos á cooperar á mis proyectos.

Comprábale un tricornio flamante, y no acababa el día sin que el travieso muchacho le recortase los bordes caprichosamente hasta darle el aspecto de una fantástica cresta.

En lugar de huir, como se lo había prevenido su madre, entró muy erguido de cresta y cola; pero uno de los galopines le echó el guante y le torció el pescuezo en un abrir y cerrar de ojos. «Vamos dijo , venga agua para desplumar a este penitente.» «¡Agua, mi querida doña Cristalina! dijo el pollito , hazme el favor de no escaldarme. ¡Ten piedad de

La fuente del orgullo derramaba ahora por todo su cuerpo un goce inmenso y bravío. Sintió erguirse en la brisa, como una cresta de gallo, la pluma de su sombrero, y experimentó en los talones una extraña sensación de fuerza invencible. Hubiera querido lanzar, con toda su voz, hacia la luna, el grito de guerra de sus mayores.

¡Padre San Vicente! mugía . ¡Cristo del Grao!... En vano le llamó el capitán. No podía oírle. Siguió nadando con toda la fuerza de su fe, repitiendo sus piadosas invocaciones entre bufidos ruidosos. Un tonel remontó la cresta de una ola, rodando por la ladera contraria.

Los últimos rayos del sol poniente franjaban de oro y de púrpura estos enormes turbantes formados por la niebla, parecían incendiar las nubes agrupadas en el horizonte, rielaban débiles en las aguas tranquilas del remoto lago, temblaban al retirarse de las llanuras invadidas ya por la sombra, y desaparecían después de iluminar con su última caricia la obscura cresta de aquella oleada de pórfido.

Desfila este cortejo ante nosotros alegremente y se precipita en el zaguán, pateando con un ruido de chaparrón. Es digno de ver el movimiento de asombro que se produce en toda la casa. Los grandes pavos reales de color verde y oro, de cresta de tul, encaramados en sus perchas han conocido a los que llegan y los reciben con una estridente trompetería.

Allí estaban las gallineras en sus mesas empavesadas de aves muertas colgando del pico, con la cresta desmayada, y cayéndoles como faldones de dorada casaca las rubias mantecas.

Por la llanura de Turubamba se dirigió de esta ciudad á Quito, logrando situarse al pié de las alturas que forman la cresta del Pichincha entre los pueblos de Chillogallo y Magdalena, flanqueando de este modo y por la retaguardia al enemigo.