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Déjeme hacer, déjeme hacer, por Dios respondió el imperturbable gentilhombre. Se le dejó obrar. Acabó de preparar su rama y se dirigió hacia la barca. Comprendimos entonces que su proyecto era atravesar el río en bote, más arriba de la cascada, y una vez en la ribera opuesta, arponear el pañuelo que no estaba muy lejos.

Proyecto de encauce y riegos del Híjar desde Riaño a Reinosa... Parece la obra de un consumado ingeniero... Pues de seguro tiene este cartapacio lleno de apuntes de trabajos en preparación. ¿No lo dije?... La parte de los navegantes montañeses en el descubrimiento de América... Biografía del célebre poeta dramático D. Pedro Calderón de la Barca... Juan de la Cosa...

»En fin, el tiempo se pasó, y se llegó el día y plazo de nosotros tan deseado; y, siguiendo todos el orden y parecer que, con discreta consideración y largo discurso, muchas veces habíamos dado, tuvimos el buen suceso que deseábamos; porque el viernes que se siguió al día que yo con Zoraida hablé en el jardín, nuestro renegado, al anochecer, dio fondo con la barca casi frontero de donde la hermosísima Zoraida estaba.

Todo el pueblo sabe quién es el verdadero amo de la barca abandonada, y nadie tiene tan mal corazón que intente perjudicarle. Aquí hay mucha honradez. A cada uno lo que sea suyo: el mar, que es de Dios, para nosotros los pobres, que hemos de sacar el pan de él, aunque no quiera el gobierno. El maniquí Nueve años habían transcurrido desde que Luis Santurce se separó de su mujer.

Me dió un silencioso beso en el cuello, y sus labios abrasaban. Yo empecé á sentir no qué por aquel hombre. Me parecía hermoso, y luego... me trataba como no me había tratado ninguno. Los otros me habían tratado con desprecio. El me trataba como á una señora; se estremecía á mi lado, se ponía pálido. Me retuvo en sus brazos en la barca; y luego, siempre en sus brazos, me subió á la galera.

Distinguía perfectamente su arrogante silueta en el cuadro luminoso del balcón, entre las otras figuras negras que iban y venían curiosas y alborozadas por el inesperado arribo. Se aproximaron al balcón. Puestos de pie tocaban los hierros del antepecho, y el barbero, erguido en la proa, buscaba el punto más fuerte para amarrar la barca.

Hasta en sus últimas composiciones, cuando ya no es más que un pobre viejo caduco, asoma en todas partes la garra del león. ¡Mira que La barca a pique es hermosa de veras...! ¡Hermosa, hermosa! Y al paso que caminaban se puso a recitar con un poco de énfasis las octavas de aquella famosa composición del más famoso poeta español.

Cada redada nos traía una nueva sorpresa: después otra vez se echaban al mar los aparejos y la barca derivaba mantenida sólo por el timón y ligeramente inclinada del lado de las redes.

Guillermo, prisionero de Gessler, á bordo de una barca, algunas horas despues de la terrible prueba de la manzana, logró, gracias á una súbita borrasca, que se le desliase para dirigir la embarcacion.

A las dos, mientras el Capitán y el chino relevaban a Van-Horn, a Hans y a Cornelio, descubrieron hacia el Oeste, pero a gran distancia, un punto luminoso que parecía brillar a flor de agua. ¿Será el fanal de algún buque? preguntó Hans. Me parece demasiado bajo dijo el Capitán, que observaba atentamente. ¿O alguna isla? ¿Será la barca de un salvaje? No; parece que la luz está fija, viejo mío.