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Mientras trabajó en la oscuridad tenía la vaga conciencia de su genio: una voz interior le decía que las obras que salían de sus manos valían más que otras loadas por la crítica. Sentíase con fuerzas para llevar a cabo algo grande y bello. Cuando escuchó los elogios que se tributaban a su grupo no quedó sorprendido: era la misma dulce canción con que su corazón le arrullaba siempre.

¡Vaya, la canción de siempre!... O te callas, o me voy... Váyase, váyase... Yo no puedo menos de decir la verdad, porque si no, reviento... Y la verdad es que, cuanto mejor es uno en este mundo, peor le pagan.

10 Y quebraré todos los cuernos de los pecadores; los cuernos del justo serán ensalzados. 1 Al Vencedor: en Neginot: Salmo de Asaf: Canción. 2 Y en Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sion. 3 Allí quebró las saetas del arco; el escudo, y la espada, y la guerra. 5 Los fuertes de corazón fueron despojados; durmieron su sueño, y nada hallaron en sus manos todos los varones fuertes.

3 Y puso en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán [esto] muchos, y temerán, y esperarán en el SE

Y con su conocimiento justificará mi Siervo justo a muchos; y él llevará las iniquidades de ellos. 1 Alégrate, oh estéril, la que no daba a luz: levanta canción, [y da voces de] júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más [serán] los hijos de la dejada, que los de la casada, dijo el SE

Gustaba de romanzas y versos, siempre que fuesen «con mucha tristeza»; y Ferragut se la comía con los ojos mientras ella pulsaba la guitarra entonando la canción de Malek-Adhel y otras romanzas de «rosas, suspiros y moros de Granada» que el médico había oído de niño á los barberos de su país.

La luz y los ruidos llegan por sacudidas, y las esquilas de los rebaños, oídas repentinamente y olvidadas después, perdiéndose entre el viento, suenan de nuevo bajo la puerta desencajada, con el hechizo de un estribillo de canción... La hora exquisita es el crepúsculo, un poco antes del regreso de los cazadores. Entonces el viento está tranquilo. Salgo un instante.

Pasaron ¡ay! pasaron las puras alegrias, Y errante y solitario por playas estrangeras Poeta peregrino, con quejas lastimeras, Al pais de mis recuerdos dirijo esta cancion. En vez de ornar con flores las cuerdas de mi lira, Pensando en Buenos Aires las riego con mi llanto, Y encuentro entre esas gotas amargas de quebranto En los recuerdos nobles viril consolacion. ¡Oh patria!

La esperanza de que el sujeto de su amor, encubierto con el amigo manto de la tenebrosa noche, viniese a decirla sus amantes penas con la regalada cadencia de la encantadora música, despertándola de su inquieto sueño, tenía a la hermosa indiana, toda anhelo, toda impaciencia, toda oídos y toda ojos; y cuando oyó la voz doliente, dulce y grave del que cantaba, y los conceptos de la amorosa canción, abriéronsela las entrañas para recibir en ellas el encendido suspiro que fue de la canción fin y remate, y confirmación del alma de lo que habían dicho los labios; y saliósela de la suya otro tan amantísimo y hondo suspiro, que si el cantor le oyera, no se tuviera por venido a un valle de lágrimas, sino a un encantado paraíso; y no le oyó, porque a punto sonó el ¡ténganse a la justicia! de la ronda, tras lo cual vinieron las cuchilladas y tumulto.

1 Canción de las gradas. Bienaventurado todo aquel que teme al SE