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Razones fuertes militan contra la opinion que atribuye al espacio una naturaleza distinta de la del cuerpo, pero no creo que lo sea mucho la que acabo de proponer, pues en negando la disyuntiva, todo el argumento queda arruinado. ¿Cómo se prueba que no haya medio entre cuerpo y espíritu? De ninguna manera.

Es un macho viejo muy bribón y vivaracho todavía, aun cuando tiene ya señalada la herradura en el pecho y algunas plumas blancas esparcidas por el cuerpo. De joven recibió en un ala un perdigón de plomo, y como esto le ha hecho ser un poco pesado, mira dos veces antes de volar, mide bien el tiempo y sale del apuro. Con frecuencia me llevaba consigo hasta la entrada del bosque.

Capítulo XIX. De las discretas razones que Sancho pasaba con su amo, y de la aventura que le sucedió con un cuerpo muerto, con otros acontecimientos famosos

, capitán, muerta, muerta por una bala que ha entrado por debajo de la línea de flotación; y lo más raro es que el cuerpo de la señora ha tapado justamente el agujero que el cañonazo había hecho, sin lo cual el agua hubiese entrado y el brick se habría ido a pique. De todos modos, la señora ha salvado a El Gavilán, y vale más eso que...

Su cara era una mueca horrible, sus ojos se abrían y se cerraban automáticamente; sus piernas estaban paralizadas, su cuerpo hundido en el sillón, sus manos muertas. Le Tas no había conocido más que un sentimiento humano: adoraba a Honorina. La monstruosa criatura se arrojó sobre el cuerpo de su dueña lanzando un grito como el que no es posible oírlos más que en el desierto.

¡Qué escena!... ¡Ah! ¡pero qué cosa tan linda!... Cuando ella le dice: "Entrad en el cuarto si queréis: podréis manchar mi cuerpo, pero no mi alma...." ¡Ah! ¡Y cuando va al lugar del duelo y recibe la bala que iba dirigida a su marido!... ¡Qué cosa más linda!... Esta le contaba con risa maligna lo acaecido hacía un rato, cuando Clementina se presentó de improviso donde ella estaba con Alcázar.

El famoso vestido nuevo que había motivado el retraso de Camila Liénard era negro y guarnecido con cintas malva; Delaberge, acostumbrado a los refinamientos de la elegancia parisiense, hubo de confesarse que la modista hubiera podido emplear mejor el tiempo. El cuerpo, que era de satén, no favorecía mucho al talle de la dama, el cual parecía no obstante bien contorneado.

El batanero le miró gravemente; nuevos accesos de hilaridad retorcieron el cuerpo de Roger y maese Rampas, viendo que aquello no llevaba trazas de acabar, le hizo un ceremonioso saludo y se alejó pausada y altivamente, contoneándose.

El médico me ha dicho que ahora se le desarrollará bien el cuerpo afirmó Isidora contemplándole con satisfacción de madre. Pues si no... ¡Y qué bonito es, qué rico, qué galán! ¡Le quiero más...! ¡Qué tonta soy! Me da rabia conmigo misma. Desde que veo un mocoso, ya se me cae la baba». Isidora reía. Cogió a Riquín y le hartó de besos. «¡Pobrecito mío!

19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Y le dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será? 22 Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.