United States or Tokelau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Garabato, con rápidos movimientos de mano, cambiaba la posición de la banda de seda. En unas vueltas la faja se arrollaba doblada, en otras completamente abierta, y toda ella ajustábase al talle del matador, lisa y como de una pieza, sin arrugas ni salientes.

«No, no te doy la llave; no saldrás mientras yo viva» exclamó D. José, haciéndose superior a mismo y mostrando la energía que a veces surge del flaco ánimo de los débiles, como en ciertos momentos de crisis las sublimidades brotan del cerebro de los tontos. Isidora le miró con ira, y respiró fuerte apretando contra el talle el lío de ropa. «¡La llave, la llave!

Una hermosa cabellera rubia, que comenzaba a encanecer, la servía de diadema; la fisonomía era expresiva, casi picaresca; graciosa la boca, esbelto el talle y los pies chicos. Así debían ser aquellas damas de la corte de Versalles que compensaron la virtud que les faltó a fuerza de elegancia e ingenio.

Comprendo el encanto que ejerce el Emperador sobre los caracteres estacionarios, adoradores del pasado. ¡Una gran persona el tal don Carlos! Valeroso en el combate, astuto en la política, alegre y campechano como un burgomaestre de su país; gran comedor, gran bebedor y aficionado a tomar por el talle a las muchachas. Pero no había en él nada de español.

Por fin una mujer agitanada y con faldas de percal rameado, el talle muy bajo, un pañuelo caído por los hombros, el pelo lacio y la tez crasa y de color de terra-cotta, se pareció por allí de repente, y quiso dar una lección a las vecinas delante de las señoras, diciendo que ella tenía agua de sobra para despercudir y chovelar a aquel ángel.

Ben-Jucef el Meriní, de aquella casa que doran la opulencia y la grandeza, es el sostén y la honra, y su luz y su delicia es Leila la encantadora, la de los negros luceros, la de la faz majestosa, la de los cabellos de oro, la de la purpúrea boca, la de la ebúrnea garganta, la del talle de diosa, la del seno palpitante, la altiva, la que enamora al que su belleza mira si el céfiro la destoca, ó al que su cantar escucha en la noche silenciosa, si al pié de sus miradores pasa por su mal ó ronda.

Estos Indios, pertenecientes á la nacion tacana, son bien constituidos y elegantes de talle, tienen el cabello negro y muy fino, la cara regular y la tez de un blanco pálido; su fisonomía es agradable y espresiva, y todo anuncia en ellos la alegría.

Don Juan miraba sin descaro, pero con bastante detenimiento a cuantas pasaban cerca de él, y las miraba comenzando por abajo, es decir, procurando verles primero los pies, luego el talle, y últimamente la cabeza.

Señor gobernador de la provincia, a mi vuelta, reclamo esas ofrecidas botellas de Pedro Jiménez.... ¡No se haga usted el olvidadizo! Lucía, hay que subirse: el tren andará en seguida, y las señoras no pueden.... Y con ademán cortés y discreto ayudó a subir a la novia, empujándola levemente por el talle. Después saltó él, sin casi apoyarse en el estribo, arrojando antes el puro a medio fumar.

-Así es, como Sancho dice -dijo el duque-: veremos el talle de la condesa, y por él tantearemos la cortesía que se le debe. En esto, entraron los tambores y el pífaro, como la vez primera. Y aquí, con este breve capítulo, dio fin el autor, y comenzó el otro, siguiendo la mesma aventura, que es una de las más notables de la historia.