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Fuése su padre a Granada; Escribióme, y yo esta tarde Aderecéme cual viste, Por ir de gallardo talle. Aguardándome está agora: ¡Mira si lloro de balde, Pues voy herido, en prisiones, Sin bien y entre tantos males!

Os digo que no, que no y que no exclamó Montiño poniéndose lívido de miedo ; si vos sois un infame, yo no quiero serlo y no lo seré. Urge aprovechar el tiempo, el asunto es importante y te voy á revelar lo que sólo sabemos Lerma y yo; voy á convencerte de que Lerma es mi esclavo. Mira. El bufón sacó de su pecho un legajo de papeles, le desató y, desdoblando uno de aquellos papeles, le dijo: Lee.

Así, un mancebo galante, cuando va por la calle en pos de una mujer, cuyo andar airoso y cuyo talle le entusiasman, y luego se adelanta, la mira el rostro, y ve que es vieja, o tuerta, o tiene hocico de mona. El hombre además sería un mueble si conociera la verdad, aunque la verdad fuese bonita. Se aquietarla en su posesión y goce y se volvería tonto. Mejores, pues, que sepamos pocas cosas.

El guía de Maltrana los conocía a todos como antiguos parroquianos de la casa. El primero en quien se fijó fue el Machaco. Cuando le trajeron por primera vez dijo el empleado tenía tanto miedo, que en el rastrillo le dio un accidente y hubo que curarle. Después, mira esto como su casa... , ¿cuántas veces has venido?...

Mira: cuando un hombre llega a tener una suerte borracha, antes se cansa la suerte que uno. No hay cosa más extraña que la suerte. Todo lo que se sabe de ella es que forzosamente debe cambiar. Y el descubrir cuándo va a cambiar, es lo que te forma. Ahora, por ejemplo, desde que salimos de Poker-Flat hemos dado con una vena de mala suerte. Llegan ustedes y les pillo también de lleno.

El pazguato del marido, siempre que la sorprendía en gatuperios y juegos nada limpios con los militares, en vez de coger una tranca y derrengarla, se conformaba con decir: Mira, mujer, que no me gustan militronchos en casa y que un día me pican las pulgas y hago una que sea sonada.

Mira otra vez el reloj. La una. Fué á esta misma hora dice sin preámbulo, saltando del pensamiento á la palabra para continuar un monólogo mudo . Hoy hace cuatro meses. Y mientras él sigue hablando, yo veo la noche obscura, el valle cubierto de nieve, las montañas blancas, de las que emergen hayas y pinos sacudiendo al viento las vedijas algodonadas de su ramaje.

CHIRINOS. Esa manada de ratones que allá va, deciende por línea recta de aquellos que se criaron en el arca de Noé; dellos son blancos, dellos albarazados, dellos jaspeados, y dellos azules, y finalmente, todos son ratones. #Tostada#. ¡Jesús! ¡Ay de ! ¡Ténganme que me arrojaré por aquella ventana! ¿Ratones? ¡Desdichada! Amiga, apriétate las faldas y mira no te muerdan; y ¡monta que son pocos!

Si no, haz una cosa, Sancho, por mi vida, porque te desengañes y veas ser verdad lo que te digo: sube en tu asno y síguelos bonitamente, y verás cómo, en alejándose de aquí algún poco, se vuelven en su ser primero, y, dejando de ser carneros, son hombres hechos y derechos, como yo te los pinté primero... Pero no vayas agora, que he menester tu favor y ayuda; llégate a y mira cuántas muelas y dientes me faltan, que me parece que no me ha quedado ninguno en la boca.

Tienes razón ¡oh Preciosa! dijo a este punto Andrés ; y así, si quieres que asegure tus temores y menoscabe tus sospechas jurándote que no saldré un punto de las órdenes que me pusieres, mira qué juramento quieres que haga, o qué otra seguridad puedo darte; que a todo me hallarás dispuesto.