United States or Benin ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pensaba ya don Germán en volverse a Madrid y renunciar a sus placeres campestres cuando recibió un telegrama urgente de Tristán concebido en los siguientes términos: «Vente en el primer tren. Urge mucho tu presencia aquíJustamente acababa de almorzar; eran las doce y media y el primer tren para Madrid salía a la una. Mandó enganchar a toda prisa y se trasladó a la estación.

El duque, en su sed de oro, se dejará deslumbrar por este negocio en grande, y aun el mismo rey no encontrará de más algunos millones de maravedises para remendar su ropilla. Dicen que Lerma tiene hechizado al rey. Hechizad vos al duque. El mejor hechizo para su excelencia es el oro. Conque apretad, apretad, que urge: que si hemos de esperar á que el príncipe sea rey, larga fecha tenemos.

Urge, Ramiro, desatar ese ñudo de una sola cuchillada, como nos cuentan los antiguos del rey Alejandro. Por la disposición y los tapujos de esa casa, tengo para que ha de ser sitio de clandestinas reuniones, y pienso agora que si llegárades a introduciros en ella, a eso de las diez de la noche, cuando nadie os espera, les sorprenderíais, de fijo, con las manos en el pastel.

Pues bien; lo que más urge ahora es desenredar este misterio de la reina, ver claro: saber cómo, por dónde puedan entrar personas extrañas en la cámara de la reina, y cómo la misma reina puede salir sin ser vista de nadie. Hay ciertos pasadizos en el alcázar que han estado á punto de causarnos graves disgustos.

Haced como pudiéreis que se le una provisión de capitán de la guardia española al servicio del rey en palacio, y si no pudiéreis procurársela sin dinero, compradla: buscaremos como pudiéremos lo que costare. No somos más largos porque el tiempo urge. Haced lo que os hemos encargado, y bendecidnos. La Reina

Decid además á su majestad la reina que yo hallaré medio de entretener al rey largo tiempo, y adiós, é id, que urge, y que Dios nos saque en paz. Tengo yo tal fe en don Francisco de Quevedo, que he hecho á la letra lo que él me ha dicho. Habéis hecho bien dijo Margarita de Austria , y pues lo que está ahí doña Clara, que entre al momento. Salió doña Catalina y doña Clara entró.

Me conviene el ejercicio, crea usted que me conviene... También me urge mucho avistarme con mi sastre, aunque no sea más que para ponerme al tanto de las modas que ahora corren, y ver de preparar alguna prenda... Soy muy dificultoso, y tardo mucho en decidirme por esta o la otra tela.

¿Pero tanto vale esta dama? ¡Oh! ¡Oh! Decir ¡oh! vale tanto como si dijéseis: esa dama es para un acertijo. ¿Creéis que estoy enamorado? ¡Ayúdeos Dios, si vuestro mal no tiene cura! ¿Y sabéis que tarda don Rodrigo? ¿Qué tenéis que hacer? Mucho: por ejemplo, me urge ver á vuestro tío el cocinero de su majestad. Pues no podéis verlo esta noche. ¿Cómo? Va de viaje.

No tiene a mano sino un traje de baile y un peinador de muselina, babuchas con tacón y zapatos de baile de raso celeste. ¿Qué hacer? Despertar a su camarera, nunca se atrevería... y además el tiempo urge... ¡las cinco menos cuarto! El regimiento sale a las cinco.

Entonces, si bien con pena de interrumpir aquellos arrobos y éxtasis contemplativos, tocó en el hombro á D. Carlos y le dijo casi á la oreja: Perdóneme V. que le distraiga de sus devociones y que turbe la visión beatífica de que sin duda goza; pero me urge hablar con V. Hágame el favor de venir conmigo, que tengo que hablarle de cosas que le importan muchísimo.