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In his Epístola á Don Antonio de Mendoza he evinces it in the following lines: Necesidad y yo partiendo á medias el estado de versos mercantiles, pusimos en estilo las Comedias. Yo las saqué de sus principios viles, engendrando en España más Poetas, que hay en los ayres átomos sutiles. Obras Sueltas, vol. I, p. 285.

¿Que no la tienes? preguntó D.ª María ton estupefacción. No, señora. ¡Si no sirve para nada! Cuando dimos el primer ataque en Menjíbar, saqué yo mi espadita, y a los primeros golpes que di en unas hierbas observé que no cortaba. ¡Que no cortaba! No, señora.

Con las dos pesetas que saqué, y otras dos que me dio D. Romualdo por ser su santo, he podido atender a todo. ¿Pagaste el aceite de ayer? ¡Pues no! ¿Y la tila y la sanguinaria? Todo, todo... Y aún me ha sobrado, después de la compra, para mañana.

15 Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le saque mañana a vosotros como que queréis entender de él alguna cosa más cierta; y nosotros, antes que él llegue, estaremos aparejados para matarle. 16 Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas, fue, y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.

Necesito que, mientras toda la atencion de la ciudad está en diferentes puntos, usted á la cabeza de un peloton fuerze las puertas del convento de Santa Clara y saque de allí á una persona que usted, fuera de y de Capitan Tiago, solo puede reconocer... Usted no corre peligro alguno. ¡María Clara! exclamó el joven.

Y la elección de marido, como la elección de esposa, no debe ser una lotería. «Saqué novio de tal baile» es una frase corriente entre las muchachas. No, no; no hay que sacarse el novio de una vuelta de vals, sino de muchas vueltas del entendimiento; que el discurrir bien no excluye el sentir profundamente. Son los poetas los que han dicho que el órgano del amor es el corazón.

Y abrazándose los dos, después de haberse recebido con grande amor y grandes cortesías, se entraron en una sala, donde se quedaron solos con el huésped, el cual ya tenía consigo la cadena, y dijo: Ya el señor Corregidor sabe a lo que vuesa merced viene, señor don Diego de Carriazo: vuesa merced saque los trozos que faltan a esta cadena, y el señor Corregidor sacará el pergamino, que está en su poder, y hagamos la prueba que ha tantos años que espero a que se haga.

Es una ley providencialPero a él ya no le convenía una chiquilla: necesitaba tranquilidad en casa; una mujer formal. «Fuera de casa, todo lo que quieras; yo no soy un santo, y aun después de casado, no diré que alguna vez no saque la pierna por debajo de la manta... Pero el hogar... el hogar, chico, es una cosa muy sagradaAnalizó después el carácter de Anita, un poco seco en ocasiones y hasta irritable; pero en el fondo cariñoso y expansivo como pocos; una mujer muy sensata, muy seria en todas sus cosas y de un corazón inmejorable.

Decid además á su majestad la reina que yo hallaré medio de entretener al rey largo tiempo, y adiós, é id, que urge, y que Dios nos saque en paz. Tengo yo tal fe en don Francisco de Quevedo, que he hecho á la letra lo que él me ha dicho. Habéis hecho bien dijo Margarita de Austria , y pues lo que está ahí doña Clara, que entre al momento. Salió doña Catalina y doña Clara entró.

Consulté inmediatamente con el aprendiz, los impresores y el regente, pero no saqué nada en claro; nadie había visto la carta, ni sabía cosa alguna del que la trajo. Pocos días después recibí la visita de Ah-Ri, el lavandero. ¿Usted querer diablo? Bueno; yo tomar él.