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, al fin esta linda joven se casa, se casa con el barón Julio Grèbe, hijo de un acaudalado banquero de París. Julio es ya heredero por línea directa de una docena de millones de francos, y espera suceder a su tío en igual suma redonda.

Cornias, con la agilidad y presteza de un mono, empezó a cumplir la orden desanudando la estacha de proa para largarla. ¡Espera! le dijo de pronto Leto, con una inflexión de voz que revelaba algo de extraño para Cornias.

5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y bramas contra ? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar por las saludes de su presencia. 7 Un abismo llama a otro a la voz de tus canales; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre . 8 De día mandará el SE

No era, sin embargo, el aburrimiento el que había traído aquella mañana a la condesa de Albornoz a entretenerse con sus hijos: parecía, por el contrario, preocupada, un poco inquieta, y notábase en ella esa agitación nerviosa de todo el que espera algo que teme o le importa. Lilí tuvo una idea felicísima: propuso a su madre que hiciese retratar a Paquito con sus premios.

Pero mi criado me espera en mi casa, como espera la cuba al catador, llena de vino; mis artículos hechos moneda, mi moneda hecha mosto, se ha apoderado del imbécil como imaginé; y el asturiano ya no es un hombre; es todo verdad. Mi criado tiene de mesa lo cuadrado y el estar en talla al alcance de la mano.

Su reloj marcaba las doce. ¡No vendrá!... ¡no vendrá! dijo con desesperación. Una idea nueva le sirvió de alivio. Era imposible que una persona discreta como Freya se atreviese á avanzar hasta su cuarto viendo luz por debajo de la puerta. El amor necesita obscuridad y misterio. Además, esta espera visible podía atraer el espionaje de algún curioso.

Señor, aqui está Izuf el renegado. Entre, con intencion de aparejarse A obedecer en todo mi mandado, Sino, á fe que le trate en mi presencia Qual merece su necia inobediencia. Dónde están tus cautivos? Allá fuera. Quánto diste por ellos? Mil ducados. Yo los daré por ellos. No se espera De tu valor agravios tan sobrados. En esto me replicas? Da siquiera Algun alivio en parte á mis cuidados.

Tadeo va todos los días á la Universidad para preguntar si hay clase y cada vez se extraña más y más de que la haya: tiene cierta idea de una cuacha latente y eterna y la espera venir de un día á otro.

Aunque os insulten, aunque os escupan en la cara, no dejéis de llorar, señores sabinos; debemos derramar lágrimas pensando en la ley ultrajada, en el derecho pisoteado. ¡Adelante, sabinos! ¡Trompetas, tocad la marcha fúnebre! ¡Dos pasos al frente, un paso atrás! ¡Dos pasos al frente, un paso atrás! CLEOPATRA. Espera, Marcio... ¡Un momento! MARCIO. ¡Déjame, mujer!

¡Ay, Dios mío! exclamó María Teresa, asustada, ¡está delirando!... ¡Padre!... ¡Papá!... aquí estoy yo, que te adoro... papá ¿me oyes? ¡Oh, padre, padre, no delires más! El señor Aubry continuaba: Sabes, Juan... hijo mío, mi verdadero hijo... , , Juan... tengo el medio de... te sorprendes... espera... espera... ¡Ah, ah, ah! ¡aquí esta... el medio de!...