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Como sucedía en muchos otros casos, había que pasar por el dormitorio principal para poder entrar en la pieza secreta, y cuando los soldados penetraron en el primero para inspeccionarlo, sus sospechas se despertaron. Por lo tanto, decidieron quedarse allí a pasar la noche.

Pero ni su voz ni sus ojos justificaron tales sospechas, y Ferragut prefirió no darse por enterado de lo que pasaba. ¿Sabe alguien lo ocurrido? Tòni levantó los hombros. «Nadie...» Se había metido en el vapor, apaciguando al perro de á bordo, que ladraba furiosamente. El hombre de guardia había oído los tiros, imaginándose que eran de una pelea de marineros.

En varios sitios de Europa le habían encarcelado por sospechas de complicidad con los terroristas. La policía le había golpeado muchas veces. Comenzaba a serle difícil viajar por el continente, pues su fotografía figuraba con la de muchos compañeros en los centros policíacos de las principales naciones. Era un perro vagabundo y peligroso, que acabaría por ser expulsado a puntapiés de todas partes.

La verdad es, señor observó el General, que este carácter de letra se diferencia bastante del que todos conocemos. Circunstancia deplorable en este caso, porque puede despertar sospechas y aun hacer creer que la orden no procede del Rey. General exclamé sonriéndome, ¿de qué sirven los cañones de Estrelsau si con ellos no puede disiparse una mera sospecha?

Los convidados principiaron a inquietarse y cuchichear indicaciones y sospechas que pasaron de boca en boca. Sospecho que para empezar ya me le ha roto la crisma. Le habrá metido en el túnel y allí le dejará emparedado, seguramente. Le tendrá en el suelo y estará sentada encima. Probablemente está hirviendo algo para echárnoslo; apartémonos de la puerta por lo que pudiera ser.

En todo caso lo probable sería que fuese la hija de algunos señores que la hubieran dado á criar á personas de su confianza. Decía esto Flora porque hacía ya tiempo que tenía sospechas vehementes del origen de su amiga. Á ésta no la consolaban, sin embargo, tales palabras. Amaba tanto á los que siempre había llamado padres que la idea de que no lo fuesen la llenaba de dolor.

De esto tengo yo bastante experiencia, como tambien de muchas sospechas que resultan despues de semejantes disputas, y nacen las mas veces de no haber puesto la atencion necesaria en lo que se dice, y de juzgar con precipitacion. Resta ahora proponer el remedio para estos males del juicio.

Pero por respeto a ti y a misma y a la familia, no hice nada. ¡Contarle a tu mamá mis sospechas!... ¿Para qué?, ¿para disgustarla sin ventaja ninguna?... Guillermina, con quien únicamente me clareaba, decíame siempre: «paciencia, hija, paciencia». Y por fin llegaba yo a tenerla, y el molinillo que me daba vueltas en el corazón, molía, haciéndomelo polvo, y yo aguanta que aguanta, siempre callada, poniendo cara de Pascua y tragando hiel, tragando hiel.

Por lo mismo que ya no bailaba más que con él, quería, si sus sospechas se realizaban, hacerle en aquella ocasión los honores en toda regla.

Sólo al matrimonio de su amigo debía esta amistad extraordinaria, que forzosamente había de chocar con sus costumbres anteriores. A veces hasta encontraba lógico lo que momentos antes le había producido inmensa extrañeza. Era su ignorancia, su falta de educación, la que le hacía incurrir en tantas sospechas y malos pensamientos.