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El traje de ese Hombre-Montaña significa el «varonismo» en acción, que desafía á todas nuestras leyes y costumbres, á todo nuestro glorioso pasado, á todas las hazañas y sacrificios de nuestros antecesores.

El individualismo español encontraba un encanto irresistible en la vida errabunda del indio, con pocas leyes, ninguna autoridad, escaso trabajo, continuo viaje y un solo afecto: la familia.

La palabra es lo último que pierden los pueblos, porque esa palabra es á un mismo tiempo su ciencia, su poesía, su amor: la palabra es el espíritu que sobrevive á la libertad, á los usos, á las costumbres, á las leyes. Se quema un código, mil códigos: no se quema la lengua en que están escritos.

Sin embargo, ellos aprenden a leer y escribir en los meses de reclusión, y luego la emprenden con los libros de leyes, medicina y cualquier otra ciencia útil para su arte de vivir de gorra .

Esa familia está emparentad a con la nuestra añadió la señora, que era harto redicha para ser momia . Paquita es tan buena, tan cariñosa, tan excelente cristiana y tan mujer de su casa.... Tiene dos hijos que son dos pedazos de gloria, según dice el padre Gracián, Juanito que ahora va a Sevilla a estudiar leyes, al lado de sus tíos paternos, y Perfecta, que es un perfecto ángel de Dios.

De ésto se deduce, que la colonización debe efectuarse en condiciones que llene aquellos fines, armonizando el bienestar del elemento colonizador y del colonizado, y fomentando el desarrollo de la riqueza mediante una acertada explotación de sus productos naturales, que lo mismo beneficie á los indígenas, sin distinción alguna de castas, que á los nacidos en la península, cuya misión allí no es de dominio ni de conquista, puesto que las colonias, como sabiamente disponen nuestras leyes, sólo deben ser una continuación de la metrópoli por la extensión de la raza, que al confundirse con la indígena le presta los elementos indispensables para su transformación etnológica, poniéndola en condíciones de alcanzar el nivel intelectual de los pueblos civilizados.

» ¡Ah! exclamé yo entonces , ¡si usted se viera en el mío!.. Pero también acepto esas leyes que me son tan desfavorables en esta triste querella. ¿Qué teme usted del mundo en el caso implorado por ?: ¿que caiga sobre Ángel la ignominia de la madre de su mujer?

La necesidad es la divinidad más fuerte que el mundo conoce, y la necesidad es el resultado de las leyes físicas puestas en movimiento por las fuerzas morales. Dijimos, y la estadística lo prueba, que es imposible destruir la raza filipina.

A ti te conozco y tengo en la misma posesión que él te tiene; que, a no ser así, por menos prendas que las tuyas no había yo de ir contra lo que debo a ser quien soy y contra las santas leyes de la verdadera amistad, ahora por tan poderoso enemigo como el amor por rompidas y violadas.

Algunas veces le oía llamar a nuestros gobernantes, jugadores de raqueta, comparando las leyes que las dos cámaras se envían diariamente una a otra, a volantes que los franceses, boquiabiertos, miran pasar con ojos plácidos, hasta el momento en que caen sobre sus respetables narices y se las aplastan. De donde saqué yo, para mi gobierno, algunas deducciones que referiré a su tiempo.