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Lady Lewis pertenecía al pequeño grupo de elegidos que desconocen el egoísmo y ansían sacrificarse por el bien; á las eternas santas que existieron antes del nacimiento de las religiones, y que continuarán floreciendo lo mismo cuando la duda haya acabado de arruinar las creencias actuales. Usted es un ángel dijo el príncipe. No protestó ella-: yo soy una amorosa, una gran amorosa.

Dios mío interrumpió Francisca, bastantes hay ya; no añada usted más... ¡Niña mimada!... Debe usted comprender, Francisca siguió diciendo la Fontane, que hay almas que sienten la necesidad de sacrificarse por el prójimo en un marco más ancho que el de la familia. Existen muchas nobles hermanas de la caridad, seglares.

; le niego fe, como usted también se la niega, porque esa declaración no es desinteresada, desde que el que la dio tenía en mira su propia libertad; porque no solamente un loco puede declararse autor de un delito que no ha cometido, sino también aquel que quiere sacrificarse... ¿Entonces, usted sostiene?...

Alguna verdad hay en lo que V. dice. Yo reconozco que Clara, sin culpa, estaba condenada por la suerte ó á sacrificarse ó á ser una usurpadora indigna. Estamos de acuerdo, salvo que donde V. dice por la suerte, digo yo por el pecado, y no por el pecado de ella, sino por el pecado de otros. Esto es inicuo para V., que no acata los inescrutables designios de la Providencia.

Nada más fácil que a esa hora los marineros de mi falúa se empeñen en llevarnos al Moral, y como ustedes comprenden no sería cortés el desairarlos. La tertulia deploró esta determinación que la privaba de sacrificarse por la fraternidad universal, con risa inextinguible, voces y movimientos desordenados: «¡Qué don Mariano éste! ¡Siempre ha de tener esas bromas!

Llega un día en que si quiere dar gusto a su corazón, va a verse privada de todo esto, y a caer en la miseria. comprenderás que se necesita mucha virtud y más amor que el de Romeo y Julieta para echarlo todo a rodar y sacrificarse a vestir de percal otra vez y a vivir en una buhardilla.

Todo un mundo nos separaba de aquel tiempo, y la joven criatura insensata que, presa del vehemente deseo de ayudar a los demás y de sacrificarse, escuchaba entonces en la obscuridad, me parecía en ese momento como un ser perteneciente a una de las estrellas que centellean allá arriba en la inmensidad. El ruido de los pasos se atenuó: Roberto había entrado en su cuarto.

En aquella estancia dormían años atrás, en la cama dorada de Anita, él y ella, amantes esposos. Pero... habían coincidido en una idea. A ella la molestaba él con sus madrugones de cazador; a él le molestaba ella porque le hacía sacrificarse y madrugar menos de lo que debía, por no despertarla. Además, los pájaros estaban en una especie de destierro, muy lejos del amo.

Nada diría yo si creyese su determinación enteramente nacida de fervor religioso; pero yo me atormentaba y aún me atormento sospechando que la desesperada soberbia de mi hija y la lucha interior entre el respetuoso cariño que me tenía y me debía y el pésimo concepto que de formaba, la habían llevado a sacrificarse. Aun así la grandeza del sacrificio la ennoblecía a mis ojos.

En efecto, puede una sacrificarse de mil modos repuso la Fontane muy risueña. Se trata de encontrar el bueno dijo Francisca, que generalmente proclama que la abnegación es un asunto de edad y de temperamento. Todos son buenos respondió la Fontane.