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Los libros y pergaminos que hay a sus pies, son emblema del desprecio que le inspira el prójimo, y aún lo denota mejor la sonrisa entre socarrona y descreída con que se le fruncen los labios .

Modelo de cristiana humildad para con Dios, Lucía era tan orgullosa o más orgullosa que yo en sus relaciones con el prójimo, salvo que mi vileza primitiva había cortado las alas de mi orgullo y su orgullo tenía alas, aunque estaba herido por mi culpa y por mi vergüenza. Una tristeza dulce y al parecer sin causa se pintaba en su rostro desde que salió del convento.

No te cuento diversos hechos de mi vida, atañederos a esto del prójimo como a ti mismo, por no caer en el feo pecado de la propia alabanza y por temor de causar envidia a tus rifas y a tus bailoteos filantrópicos. Quédese esto aquí. Cuéntalos, cuéntalos otra vez, Teodoro. No, no... todo eso debe callarse; así lo manda la modestia.

No; no cabe duda: el bueno del P. Enrique me estima; me tiene en alto concepto, merced a su mucha indulgencia; me quiere como a prójimo predilecto; pero todo lo demás es sueño absurdo; es presumida imaginación mía. Y más vale así». Y al terminar doña Luz con estas palabras, suspiraba para desahogarse, como quien se quita grave peso de encima.

18 No adulterarás. 19 No hurtarás. 20 No dirás falso testimonio contra tu prójimo. 21 No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni codiciarás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni ninguna cosa que sea de tu prójimo.

La condesa dio el ejemplo, palmoteando con sus delicadas manos. ¡Válgame Dios! exclamó el general, tapándose los oídos . No parece sino que estamos en la plaza de toros. Déjalos, León dijo la marquesa ; déjalos que se diviertan. Peor fuera que estuvieran murmurando del prójimo. Stein hacía cortesías hacia todos lados.

5 Y cuando el vengador de la sangre le siguiere, no entregarán en su mano al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por yerro, ni tuvo con él antes enemistad. 6 Y quedará en aquella ciudad hasta que parezca en juicio delante del ayuntamiento, hasta la muerte del sumo sacerdote que fuere en aquel tiempo; entonces el homicida tornará y vendrá a su ciudad y a su casa y a la ciudad de donde huyó.

Eso ya lo sabía yo... pues lo de al prójimo contra una esquina siempre me ha parecido una barbaridad. No hablemos más de eso.... No quiero pensar en cosas tristes. No digo más sino que si se me muere el hijo... vamos, no quiero pensarlo... si se me muere, lo mismo me da lo blanco que lo negro....

Todos ardían en el santo entusiasmo de la maledicencia. Los que venían de las aldeas y pueblos de pesca, traían hambre de cuentos y chismes; la soledad del campo les había abierto el apetito de la murmuración; por aquellas montañas y valles de la provincia, ¿de quién se iba a maldecir? «¡Su Vetusta querida! Oh, no hay como los centros de civilización para despellejar cómodamente al prójimo.

17 No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; ingenuamente reprenderás a tu prójimo, y no consentirás sobre el pecado. 18 No te vengarás, ni guardarás [rencor] a los hijos de tu pueblo; mas amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo [soy] el SE