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Ten misericordia de , oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades rae mis rebeliones. 2 Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. 5 He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. 6 He aquí, amas la verdad en lo íntimo; y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Cuanto más horroroso le parecía el pecado de pensar en don Álvaro, más placer encontraba en él. Ya no dudaba que aquel hombre representaba para ella la perdición, pero tampoco que estaba enamorada de él cuanto en ella había de mundano, carnal, frágil y perecedero.

30 Oirás pues la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oraren en este lugar, también lo oirás en el lugar de tu habitación, desde los cielos; que oigas y perdones. 31 Cuando alguno hubiere pecado contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta Casa;

27 Y si una persona pecare por yerro, ofrecerá una cabra de un año por expiación. 28 Y el sacerdote reconciliará [a] la persona que habrá pecado por yerro, cuando pecare por yerro delante del SE

Ello está entre y no puedo vencerlo. Ya... la historia de siempre. Si me la de memoria... Que quieren sólo a aquel y no pueden desterrarlo del pensamiento, y que patatín y que patatán... En fin, todo ello no es más que falta de conciencia, podredumbre del corazón, subterfugios del pecado. ¡Ay, qué mujeres!

También se dice a la Virgen: "Limpiad, Vírgen Inmaculada, mi corazón de todo pecado, y echad de todo aquello que desagrade a vuestros ojos purísimos. Purgad mi alma de los amores y afectos terrenos."

Por eso, sin duda, los exégetas llaman a Bautista el precursor, pues fué el que dió la primera norma de todo buen cristiano, por medio de esta ablución que había de limpiarnos del pecado de haber nacido.

¡Valiente charlatana! ¿Y no sabe usted que nos está prohibido responder por nuestro nombre antiguo? Lo , pero... ¿Pero qué? Me complace tanto llamarla por ese nombre, que aun a riesgo de incurrir en el enojo de usted... No es en mi enojo, es en un pecado.

Y dijo el Cojuelo: Con el señor Autor estoy en pecado mortal de parte de mis camaradas. ¿Por qué? dijo don Cleofás.

No sólo digo á todos que le perdonen, sino también que le amen como si nunca hubiera pecado. Acordaos del hijo pródigo. Hoy es día de júbilo en esta casa, porque ha vuelto el delincuente, ha vuelto el que se creía perdido para siempre.