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El mejor medio era dar un gran escándalo que le hiciera indigno de las santas y respetables funciones que a despecho suyo querían conferirle. Esto no era fácil, porque Arturo, tanto por carácter como por educación, no podía prestarse a nada que afectase a su honradez y severidad de principios.

32 Y no llevaréis pecado por ello, cuando hubiereis ofrecido de ello la mejor parte; y no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis. 1 Y el SE

Dios, con el fuego purísimo y refulgente de su amor, penetra las almas santas y las llena por tal arte, que así como un metal que sale de la fragua, sin dejar de ser metal reluce y deslumbra, y es todo fuego, así las almas se hinchen de Dios, y en todo son Dios, penetradas por donde quiera de Dios, en gracia del amor divino.

Le inspiraban las mujeres poca confianza según decían los comentadores alegres y no queriendo perder de vista a sus hermanas, para salir él de su altar, habían de ir éstas por delante. Asomaron a la puerta de la iglesia las santas hermanas, balanceándose en su peana sobre las cabezas de los devotos. ¡Vítol les chermanetes!

A mis padres, hablando de Castilla Y de santas histórias, tengo oido De la sábia Judith, si decilla, Que bien veis que en la tierra soy nacida; Aquella grande hazaña y maravilla Que hizo, por nombre ha merecido Tan alto, que la Iglesia la pregona Por dechado de fuertes y corona.

Entonces haga usted que ese exclaustrado, ese padre Ambrosio, venga a verme al momento, y descuide usted; es asunto de dos horas; una renuncia de la adopción de la Adela sobre la Amparo; la adopción en forma de ese fraile; un testimonio de escribano, y... santas pascuas.

En este canto se dice como vino Alvar Nuñez Cabeza de Vaca al Rio de la Plata, y de su prision y trabajos que de ella sucedieron, y del gran Moxo, Señor del Paytití. Segura vida llaman la pobreza, Y de santos, de santas es amada; Tambien la Magestad y sacra Alteza Amándola, le dió suerte estimada.

Un día profesaba una rica educanda de pocos años, desengañada del mundo; otro, una hija de familia se negaba a ir a pasar el domingo con sus padres por adornar un altar; ya una señorita manifestaba decidido propósito de acogerse al claustro; ya una de aquellas pobres obreras pedía como favor supremo ser adoptada en cualquier concepto por las santas Madres, Hermanas, o lo que fueran.

Tonta, retonta, el de darme algunos azotes en memoria de los que recibió Nuestro Señor y todos los santos y santas a su ejemplo. ¡Señorita, qué está usted diciendo! ¿Cómo se le ha metido una cosa como esa en la cabeza?

Bien que las Santas Escrituras y los pensamientos de un pobre cura de campo no pueden ser comprendidos por una señorita joven y linda y bastante enamorada de misma. Y me miró sonriendo; pero sus labios temblaban, porque se acercaba la hora de la partida. Ten cuidado de abrigarte bien en el camino, Reina. Pero, señor cura, si estamos en Agosto, con un calor para ahogarse.