Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de mayo de 2025


Siempre eres lo mismo... Tus manos arden... los ojos se te quieren saltar de la cara; estás lívida... Hija, tu piedad exaltada de algún tiempo a esta parte te hace mucho daño, y es preciso no olvidar la salud del cuerpo. Tus largos insomnios cavilando en las cosas santas, tus meditaciones sin fin, la viva pasión que te consume por lo religioso, te han marchitado en pocos días.

El buen pueblo las adoraba como santas heroínas de la guerra milenaria contra los infieles, y reía cariñosamente de las hazañas de estas Juanas de Arco, pensando con orgullo en lo peligroso que era el trabajo de los musulmanes para abastecer de carne nueva sus harenes.

La pobre mujer estaba harta ya de las verdades santas del budhismo, de la verdad santa sobre el dolor. «El nacimiento es dolor, la vejez es dolor, la enfermedad es dolor, la muerte es dolor, la unión con lo que no se ama es dolor, la separación de lo que se ama es dolor», etc. «Pero Tristán le decía ella cuando ya no podía más , el temor de las desgracias multiplica nuestro sufrimiento.

No es de poca consideracion el empeño con que las Santas Escrituras condenan la idolatría, y enseñan á reconocer y adorar un solo Dios, para entender que así como el culto de muchos Dioses nació de la ignorancia y malicia de los hombres, el conocimiento y adoracion de un solo Dios verdadero, Hacedor de todas las cosas, viene del Cielo. Ley Natur.

El hermoso carácter del cura del lugar resplandece en la conmovedora escena y en las santas palabras, elocuentes sin arte por la fe religiosa y por la caridad que las inspiran, con que persuade al moribundo para que perdone a los culpados, y con que le consuela e ilumina con celestiales esperanzas los últimos instantes de su vida mortal.

Las santas mujeres buscaban aún entre aquellos despojos, mal cubiertos por la tierra, á los seres queridos, y hasta hubieran escarbado para sacarlos de nuevo, si las voces y los lamentos que más allá se oían no les dieran la esperanza de que en otro lugar estarían quizás los que buscaban.

He de volver allá... Es preciso que tengas paciencia... ¿pues qué te crees?». El pobre chico no veía las santas horas de que llegase el día para saber por ella pormenores de la conferencia. Fortunata le vio entrar sobre las diez, pálido como la cera, convaleciente de la jaqueca, que le dejaba mareos, aturdimiento y fatiga general.

Y uno en otro confiados Viven en su amor tranquilos. ¡Ah, qué santas alegrías! ¡Ah, qué goces no sentidos Vuelan como blancas hadas Por la cuna de los hijos! ¡Cada cuadro es un recuerdo, Cada mueble es un amigo, Cada lágrima es un beso, Cada dicha es un suspiroMi marido abrió los brazos. ¡Qué alegría, Dios mío! Y es que no hay canciller como un poeta lírico para «hacer las paces...»

Es cierto que Santiago poseía dos o tres edificios espaciosos, la Catedral, el Consistorio, San Martín.... Pero en ellos existían cosas muy sin razón ponderadas, en concepto del marqués: por ejemplo, la Gloria de la Catedral. ¡Vaya unos santos más mal hechos y unas santas más flacuchas y sin forma humana!, ¡unas columnas más toscamente esculpidas!

Moreno se hallaba tan conforme con esta observación, que la hizo extensiva no sólo a los poetas, sino a los grandes filósofos, reformadores, matemáticos, historiadores, y por supuesto a todos los santos y santas que la religión venera. Sócrates, Newton, Rousseau, Corneille, Séneca, Catón, Beethoven, Dante y otros varios, fueron verdaderos orates.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando