United States or Denmark ? Vote for the TOP Country of the Week !


He conocido a muchos como . Yo no qué tienen las gentes de Iglesia, qué espíritu malo llevan dentro, que cuando se echan a la vida es para no parar, y arden y arden sin prudencia alguna hasta que no queda ni el cabo. Como han pasado muchos por el Seminario. Una mañana, Gabriel hizo a su tía una pregunta que llevaba preparada mucho tiempo sin osar formularla.

Máximo, los metales que arden en tus hornos son menos duros que yo. Tus máquinas potentes son artificios de caña si las comparas con mi voluntad. Electra me pertenece: basta que yo lo diga. MÁXIMO. Si quiere usted asegurarse del poder de su voluntad, pruébela contra la mía. PANTOJA. No necesito probarla ni contigo ni con nadie, sino hacer lo que debo. MÁXIMO. El deber, esa es mi fuerza.

A Timoteo es a quien le arden las orejas... Diga usted, ¿cómo no han estado ustedes esta tarde en la Castellana? Eso cuénteselo usted a mamá. ¿A mi, niña? exclamó vivamente doña Carolina. ¿Qué estás ahí diciendo? ¿No sabes que tienes padre? Y volviéndose hacía Romadonga: Pantaleón no ha querido que hoy fuésemos a paseo, sin duda temiendo a la humedad por lo mucho que ha llovido estos días.

Decís bien, exclamó doña Guiomar, en lo de vuestra enemiga contra los calvos, que yo tengo para , que, como decís vos, la gran parte de las veces lo que la calvicie causa es el fuego de los malos y perversos pensamientos que en la cabeza arden, y queman la raíz de los cabellos y los mata.

La estancia yacería en tinieblas si no fuese por los troncos de roble que forman allá en el fondo un rincón luminoso. Arden en silencio; la mitad está convertida en brasa. Algunas llamas fugaces y azuladas los coronan y se extinguen alternativamente. Al desaparecer dejan en su puesto blancos penachos de humo, que no tardan en ascender por el estrecho cañón á tomar el fresco de la noche.

-Cogido le tengo -dijo Sancho-: luego la fama del que resucita muertos, da vista a los ciegos, endereza los cojos y da salud a los enfermos, y delante de sus sepulturas arden lámparas, y están llenas sus capillas de gentes devotas que de rodillas adoran sus reliquias, mejor fama será, para este y para el otro siglo, que la que dejaron y dejaren cuantos emperadores gentiles y caballeros andantes ha habido en el mundo.

Esta vez no se desmayó la Princesa; antes bien se paró muy colorada y dijo a la doncella: Mírame, mírame los labios; ese pájaro insolente me los ha herido, porque me arden.

Una verdadera oleada de perfumes sube del jardín hasta él, un soplo ardiente le azota el rostro, y gotas de lluvia tibia le acarician las mejillas. Por momentos, los toneles de alquitrán que arden en la aldea lanzan llamaradas a través de las masas de vapor obscuro que velan el horizonte. Juan fija sus miradas abajo. Espera. El corazón salta en su pecho.

Un arquero de la guardia me ha dicho que el príncipe quería romper una lanza, pero que sus consejeros no se lo han permitido, porque habrá más de combate que de torneo, tal están que arden los señores gascones. Por lo pronto tenemos á Chandos. Su Alteza le ha prohibido tomar parte en la próxima justa. Chandos será juez del campo, en unión de Sir Guillermo Fenton y el duque de Armagnac.

Rosa entra a la iglesia hollando con religioso respeto las losas sombrías. Dos hachas de cera arden en el fondo, junto a la capilla mayor. Su luz llorosa y vacilante hace entrever, dentro de negro ataúd, las manos entrecruzadas de un muerto y el amarillento sayal con que lo han amortajado. Ni una flor, ni una plegaria, ni un paño mortuorio. La doncella se aproxima.